Todos los sectores tienen un rol en torno al reto climático
Para hacer frente al desafío de las emisiones, son esenciales soluciones innovadoras en muchos sectores. Foto: EFE
Por: Haitham Al Ghais*
7 de noviembre de 2024 Hora: 14:49
Reconocer las realidades energéticas ayuda a corregir algunos de los mitos relacionados con las emisiones.
En ocasiones, en el plano discursivo el desafío climático puede verse reducido a una simple fórmula: los hidrocarburos lo causaron; detener su uso resolverá el problema. La complejidad del desafío, su carácter multicausal, a veces es limitado a esta única aproximación.
La realidad, por supuesto, tiene muchas más matices. Como afirma Mike Hulme, profesor de Geografía Humana en la Universidad de Cambridge, el cambio climático es un “problema perverso, con causas difusas, efectos que se distribuyen de manera desigual y que carecen de solución universal”. Es un asunto que desafía la noción de caminos únicos, con consecuencias que evolucionan a diferentes velocidades, de una manera indeterminada.
Reconocer las realidades energéticas ayuda a corregir algunos de los mitos relacionados con las emisiones. Tres realidades merecen una atención especial:
1) Múltiples actividades humanas que involucran diversas industrias, sectores, patrones de consumo, procesos y factores son responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Todos ellos deben formar parte de la solución al cambio climático.
2) Las emisiones relacionadas con la energía abarcan una amplia gama de fuentes e incluyen múltiples combustibles.
3) Diversas industrias se enfrentan al mismo dilema que la industria petrolera: suministrar un producto, recurso o materia prima vital del que dependen miles de millones de personas, frente a una demanda creciente, y al mismo tiempo tratar de reducir sus emisiones.
Para hacer frente al desafío de las emisiones, son esenciales soluciones innovadoras en muchos sectores. Tomemos como ejemplo el gran desafío de alimentar a los más de ocho mil millones de habitantes del mundo. Se estima que la proporción de emisiones de GEI asociadas a la agricultura oscila entre una cuarta parte y una tercera parte del total de emisiones.
Con la población mundial creciendo hacia los 9.700 millones de personas para 2050, la magnitud de este desafío se acentúa. Será esencial asegurar el suministro de alimentos a esta población adicional, al tiempo que se deberán reducir las emisiones en todo el sector agrícola, incluidas aquellas derivadas del uso de la tierra, la silvicultura, la degradación de pastizales y tierras de cultivo, la deforestación, la quema de cultivos, el cultivo de arroz, los suelos agrícolas y del ganado y del estiércol.
Otra fuente importante de emisiones son los residuos, los vertederos y las aguas residuales. Cuando la materia orgánica, como los restos de comida, los desechos de jardinería, el papel y el cartón, se descompone, esta emite gases de efecto invernadero. De acuerdo a estimaciones, la descomposición de los residuos es responsable de aproximadamente el 20% de las emisiones antropogénicas de metano.
La industria de la moda también jugará un rol importante en la tarea de reducir emisiones. Además de la demanda de agua y fertilizantes requeridos para insumos como el algodón, existe el problema de que, según estimaciones, la vida útil de la ropa se ha reducido en un 40% en los últimos 15 años, y hasta la mitad de toda la ropa termina en el vertedero en el plazo de un año contado desde su fecha de fabricación. Esto subraya la necesidad de que todas las industrias desempeñen un papel para abordar el desafío climático, implementando una variedad de soluciones e innovaciones, adaptadas a circunstancias de cada país.
En cuanto al segundo punto, relativo a las emisiones asociadas con la energía, una de las estadísticas citadas con mayor frecuencia es que más del 70% de las emisiones de GEI provienen del sector energético, sin embargo, esto incorpora una amplia gama de usos de la energía, que incluyen la generación de electricidad, la calefacción y el transporte.
Dentro de estos grupos hay algunas distinciones relevantes. La generación de electricidad y calefacción se posicionan como los mayores contribuyentes a las emisiones globales y lo han sido durante un período significativo de tiempo. En 2020, fueron responsables de más del doble de emisiones que el transporte.
Vale la pena recordar que el petróleo únicamente representa aproximadamente el 15% de las fuentes de energía para la demanda asociada a calefacción de edificios a nivel mundial, con el gas natural situándose como la mayor fuente de energía para tal fin, con un 42%. En cuanto a la electricidad, solo el 2% de esta a nivel mundial es generada a partir del petróleo. El carbón sigue siendo la mayor fuente de generación de electricidad, con alrededor del 35%.
En cuanto al punto final, reducir las emisiones mientras se siguen proporcionando servicios de los que dependen millones de personas es un desafío que afrontan muchas industrias, no solo la industria petrolera. Por ejemplo, el proceso de fabricación del cemento contribuye con aproximadamente el 8% de las emisiones globales de CO2.
Es un sector difícil de descarbonizar y esto debe contextualizarse en el proceso del crecimiento de la urbanización esperado en las próximas décadas, dada la importancia del cemento en el desarrollo urbano. Se estima que en los próximos seis años otros 500 millones de personas se muden a ciudades de todo el mundo. Para ponerlo en contexto, este esperado auge en el proceso de urbanización requerirá la incorporación de aproximadamente 250 ciudades del tamaño de Viena.
La industria siderúrgica es otra área que enfrenta el gran desafío de satisfacer la creciente demanda y, al mismo tiempo, reducir las emisiones vinculadas a sus operaciones. Los dos mil millones de toneladas de acero que se fabrican cada año, son responsables de aprox. el 8% de las emisiones globales de CO2. Casi dos tercios de este acero se produce en grandes hornos. Dicho de otra forma, si la industria siderúrgica fuera un país, sería el quinto mayor contribuyente de emisiones de CO2.
También vale la pena considerar cuán integral es el acero para la industria de energías renovables. Dependiendo de la marca o el modelo, alrededor de entre el 66 y el 79% de la composición de una turbina eólica está hecha de dicho material. Si bien se ha alcanzado notable progreso en el desarrollo de tecnologías para reducir la huella de carbono de la industria siderúrgica, esto seguirá siendo un desafío en el futuro, particularmente en el contexto de una creciente demanda de acero.
Otro riesgo de simplificación excesiva es asumir una relación lineal directa entre la política y el resultado esperado. La realidad nos muestra que, por lo general, incluso las mejores políticas tienen consecuencias no previstas.
Por ejemplo, el enorme aumento en energías renovables y vehículos eléctricos delineado en muchos ambiciosos planes de cero emisiones netas provocaría un aumento exponencial en el sector minero alrededor de minerales críticos, como el cobre, el cobalto, el silicio, el níquel, el litio, el grafito y las tierras raras (tal como se detalló en mi anterior artículo, titulado “Minerales críticos: una evaluación realista”). La minería representa actualmente entre el 4 y el 7 % de las emisiones de gases de efecto invernadero y, a menos que la industria se descarbonice rápidamente, esta cifra podría aumentar a medida que el sector se expanda, en línea con la demanda de minerales críticos.
Por estas razones, tal como es el caso de la industria petrolera, la innovación tecnológica será clave en varios sectores, en particular la aplicación de tecnologías de mitigación y eliminación de carbono. Como resultado, los países miembros de la OPEP se encuentran invirtiendo fuertemente en sistemas avanzados de captura y almacenamiento de carbono (CCS), tecnologías de producción de hidrógeno y captura directa de aire, junto con el desarrollo de energías renovables.
El propósito de estas estadísticas no es absolver a la industria petrolera de la necesidad de tomar acción oportuna para la reducción de emisiones; de hecho, la industria ha actuado con audacia en tal sentido. Sin embargo, a medida que nos acercamos a la COP29, volver a destacar la variedad de industrias y sectores que son parte de la solución al desafío climático pone de relieve que no existen soluciones sencillas para la reducción de emisiones. Producción y consumo, las cadenas de suministro y los estilos de vida: todo debe ser evaluado.
Como la OPEP ha sostenido durante muchos años, no existe un único camino hacia un futuro de emisiones bajas. Depende de cada país trazar un camino que aborde las complicadas disyuntivas entre reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y satisfacer crecientes necesidades económicas y sociales de una población mundial en expansión. Las recetas únicas, de carácter vinculante, permitirán un progreso limitado, mientras que un diálogo inclusivo y un grado de flexibilidad para las circunstancias particulares de cada país facilitarán a la comunidad internacional el trabajo hacia un brillante futuro.
*Secretario General de la OPEP
Autor: Haitham Al Ghais*
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