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    Diversas agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) presentaron una iniciativa para que se transformen los sistemas alimentarios actuales y así se avance hacia una mejor salud, nutrición y sostenibilidad ambiental.

Las agencias de la ONU reiteraron la necesidad de que los procesos para la producción y distribución de alimentos se realicen con métodos que contribuyan a la protección del planeta, suelo, agua y biodiversidad.

Los alimentos que se consumen a diario, además de preservar la vida, también pueden generar un impacto relevante tanto en el ambiente como en la salud; esto incluye desde enfermedades cardiovasculares hasta la degradación del suelo.

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Un estudio publicado en la revista Nature Food refiere que realizar “pequeños cambios” en la alimentación pueden transformarse en un gran aporte para la salud y el planeta.

La investigación aclara que hay alimentos que pueden ser perjudiciales e implicar un alto costo ambiental, como las carnes procesadas o la carne roja. En cambio, los alimentos más nutritivos y saludables son más ecológicos, según el investigador de sistemas alimentarios de la Universidad de Oxford, Michael Clark, quien no fue parte del trabajo.

Otro punto que presenta el estudio, basado en la población estadounidense, es que si se cambia un 10 por ciento de la ingesta calórica que se realiza a diarios, esto acción puede ayudar a reducir el impacto ambiental vinculado a los alimentos que consume un individuo en un 30 por ciento.

Además, también permitió conocer que solo en el proceso de producción de alimentos que involucra el cultivo, envasado, transporte, cocción y desperdicio (que suele suceder con frecuencia), se concentra entre una quinta y tercera parte de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero en el mundo

La alimentación y la salud del planeta

El sistema alimentario ha evolucionado de una forma indescifrable, por lo que conocer de dónde viene un rubro y qué daño específico ocasiona al planeta es muy complejo. Incluso, cuando las cadenas de distribución son de un mismo país.

En mayo pasado, diversas agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) presentaron una iniciativa para que se transformen los sistemas alimentarios actuales y así se avance hacia una mejor salud, nutrición y sostenibilidad ambiental.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo para la Infancia (Unicef), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa para el Medio Ambiente (Pnuma), lanzaron una coalición que “apoyará a los países para que alcancen sus metas de salud humana y sostenibilidad ambiental, logrando así una verdadera victoria para la gente, el clima y la naturaleza”.

Las cinco agencias de la ONU que integran la Coalición de Acción para las Dietas Saludables advirtieron en su momento que 3.000 millones de personas no cuentan con los recursos necesarios para cumplir con una alimentación saludable.

A esto se suma que la mala alimentación también se vincula con seis de los diez principales factores que son considerados de riesgo para la carga mundial de enfermedades, según las agencias.

Un mismo problema

Pese a que durante años investigadores consideraron ambos temas como problemas por separado, la experta en sistemas alimentarios y de salud de la Unión de Científicos Preocupados (UCS por sus siglas en inglés), Sarah Reinhardt, afirmó que cada vez es más evidente que los alimentos que se consumen están relacionados con la salud del planeta.

Un ejemplo de esto es la demanda mundial de carne vacuna, que ha incrementado la demanda de proteína de soja para alimentar al ganado, lo que genera que en regiones como la Amazonía siga la deforestación de áreas, anualmente, y así contar con más terrenos para nuevos cultivos de soja.

Con esto solo se logra una aceleración de la pérdida de bosque y biodiversidad, en este caso, del que absorbe importantes cantidades de dióxido de carbono.

Las agencias de la ONU reiteraron la necesidad de que los procesos para la producción y distribución de alimentos se realicen con métodos que permitan no solo un trabajo decente, sino que contribuyan a la protección del planeta, suelo, agua y biodiversidad.

La buena noticia es que muchos de los alimentos saludables para el ser humano no son tan perjudiciales para el ambiente. Los frijoles, vegetales y algunos alimentos marinos –criados de manera sostenible- han sido clasificados dentro de una zona verde.

En la zona amarilla se sitúa la leche, el yogurt y los alimentos a base de huevos. En la zona roja están las carnes procesadas, la carne vacuna, cuyos costos ambientales y de salud son los más elevados.

Las preferencias alimentarias son personales y se vinculan con la cultura, emociones, religión, situaciones económicas, entre otros factores, por lo que la idea es contar con más opciones, tal como sugiere la investigadora de alimentación, nutrición y medioambiente de la Universidad de Tufts, Naglaa El-Abbdi.

Los especialistas no piden cambios drásticos de un momento a otro, pero pequeños cambios en la alimentación de las personas pueden tener un impacto significativo en el mañana para todos.


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