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    Comedores Sociales de Puerto Rico exigió al Gobierno de la isla tomar medidas urgentes para atender a la población que más lo necesita.

El nuevo coronavirus marca un viejo lastre ante los 122 años de ocupación estadounidense y proceso colonial del país.

“Hasta hace unos días atrás, la tierra estuvo moviendo todo en la isla, en particular en el sur. Así comenzó el año 2020 para Puerto Rico, el temblor más fuerte lo sentimos la mañana del 7 de enero y de inmediato la gente salió en caravana para el sur a llevar suministros, a levantar carpas y para ofrecer apoyo médico y servicios psicológicos. En medio de esta crisis, más los efectos y la debacle que nos dejaron los huracanes, nos llegó la Covid-19”, declara en exclusiva para teleSUR la trabajadora social puertorriqueña, Leila G. Negrón Cintrón.

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“Desde la navidad del 2019, la Tierra comenzó a temblar fuertemente. El sur de la isla quedó devastado, muchas familias se quedaron sin vivienda, muchos niños y niñas permanecieron sin escuela y un centenar de edificios e iglesias se vinieron abajo o sufrieron daños severos”. La lideresa feminista y defensora de derechos humanos describe el desolador ambiente con que los sorprendió la Covid-19.“Y es que en la sociedad neoliberal se promueven tres grandes valores que dictan el camino ante cualquier situación. El individualismo, la desigualdad y el capital por encima de las personas. Esas son las formas en el que el neoliberalismo opera y se desarrolla en una sociedad”. 

“En Puerto Rico lo hemos vivido en carne propia desde hace muchas décadas -precisa la trabajadora social- la más reciente, después del azote de los huracanes Irma y María, quedaron expuestas las desigualdades,  ante muchos, y vimos cómo el Gobierno priorizó al capital más allá de las necesidades y bienestar del país. 'El pueblo salva al pueblo' fue consigna asumida por las comunidades, para poder responder a la crisis de hambre, salud, vivienda que se creó ante el paso de los huracanes y el desastre gubernamental. Al Gobierno le tomó entre 13 a 15 días responder a las necesidades del pueblo, pero a las comunidades les tomó menos de tres días”, refiere.

La huella social

La pandemia ha impactado severa y especialmente  a mujeres y niños en Puerto Rico. Hoy la pobreza extrema amenaza al 65 por ciento de la niñez boricua, indica un estudio del Instituto del Desarrollo de la Juventud (IDJ), que lo considera el peor desastre de los padecimientos desde septiembre de 2017, con la devastación del huracán María de categoría 5 en la escala de Richter y los sucesivos terremotos en el suroeste desde finales de 2019 y comienzo de 2020.

Quedaron expuestas las desigualdades,  ante muchos, y vimos cómo el Gobierno priorizó al capital. I Foto: Doel Vázquez

Los niños no sólo son esa parte más vulnerable de la isla caribeña, sino la continuidad poblacional en los días por venir, dentro de hogares sustentados, en tendencia mayoritaria, por sus madres.

“El 52 por ciento de familias en el país son dirigidas por mujeres jefas de familia”, afirma Leyla G., quien también analiza la perspectiva social, desde sus estudios en Psicología. “Son las mujeres las que en mayor número participan laboralmente en las áreas de salud, centro de cuidados de envejecientes, escuelas y en las áreas de servicios sociales que se ofrecen a nivel gubernamental, privado y comunitario. Además del desempleo y la crisis económica que han experimentado las mujeres en Puerto Rico, la peor pandemia de este tiempo sigue siendo la violencia de género. Según la organización “Kilómetro Cero”, el 39 por ciento de las mujeres asesinadas en Puerto Rico mueren en sus casas”.

Sugerencias de la Organización de Naciones Unidas (ONU):


- Aumentar inversiones en servicios en línea y el apoyo a las organizaciones de la sociedad civil.
- Asegurarse de que los sistemas judiciales sigan enjuiciando a los maltratadores.
- Crear sistemas de alerta de emergencia en farmacias y supermercados.
- Declarar los albergues como servicios esenciales.
- Encontrar formas seguras para que las mujeres puedan buscar apoyo, sin poner sobre aviso a sus maltratadores.

“Durante la pandemia -refiere la entrevistada- se ha visto un alza en las solicitudes de órdenes de protección y hasta el momento, según lo reportando en la prensa del país, entre enero a mayo se han reportado 23 feminicidios, cinco por violencia doméstica y cinco transfeminicidios contra personas Lgbttqi+. Las agresiones sexuales también han se han elevado, aunque el Gobierno sigue sin ofrecer datos oficiales respecto a todas estas formas de violencia”.  

“Las mujeres trabajadoras que han continuado laborando desde sus casas de forma remoto o a distancia, han tenido que asumir triples jornadas. Las exigencias laborales han sido agobiantes, estar a cargo de los hijos e hijas y de su educación, ejercer como cuidadoras principales de familiares directos y ofrecer apoyo comunitario ha sido desgastante para muchas”, sentencia desde su conocimiento de base la trabajadora social.

La pandemia ha impactado severa y especialmente  a mujeres y niños en Puerto Rico. I Foto: Cortesía

Las cifras crecen para mal, como lo hace la precariedad ante la pandemia. La situación económica determina la sobrevivencia de 3.194 millones de personas (2019) en Puerto Rico. 

Que se conozca, al menos 200.000 individuos de ese total, no tenían un plan médico para el año anterior, 2018.

El periódico en línea Noticel, en su artículo La Pandemia y la pobreza, indica datos preocupantes. “El 40 por ciento de la población de la isla está siendo afectada por ansiedad. Sin un plan que atienda este problema, ahora saldremos de una pandemia para entrar en una epidemia de enfermedades mentales. En un artículo titulado “Salud Mental de Puerto Rico” del Departamento de Salud, en el cual se utilizaron datos del 1999, se estimó que cerca del 11-12 por ciento de personas bajo el nivel de pobreza reportaron trastornos mentales. Atemperando esto a nuestra realidad, me atrevería decir que 21 años más tarde, ese número es sustancialmente mayor”, comenta el epidemiólogo Luis Xavier Mayol Vélez.

El nuevo coronavirus marca un viejo lastre, los 122 años de la ocupación estadounidense y del proceso colonial de Puerto Rico, con rostro femenino de pobreza y desigualdad. 

“Nos enfrentamos, no tan solo a la pandemia del coronavirus, sino también a la pandemia de las violencias contra las mujeres. Hay varias investigaciones activas de mujeres desaparecidas, tres de ellas son niñas o mujeres negras: Natalie Juliette Hernández Román, de 12 años, de Loíza; Alma Elsie Ayala Ayala, de 69 años, de Santurce; Gladys Rolón Huertas, de 15 años, de San Lorenzo, y Carmen Gloria Santiago Barrozo, también de Santurce”, denuncia Gloriann Sacha Antonetty Lebrón, en la Revista Étnica, y exige que “en medio de esta pandemia, no se abandonen las investigaciones de estos y todos los casos de mujeres desaparecidas. También, nos unimos a los reclamos para el esclarecimiento del caso de Neulisa Alexa Luciano, mujer negra y trans que fue asesinada el 24 de febrero en Toa Baja”.

Pobres muertos

Pese a los escasos reportes de decesos por la Covid-19, han aumentado las muertes en esta isla del Caribe durante los primeros tres meses de la pandemia. Para esta afirmación, el Centro de Periodismo Investigativo (CPI) considera, además, la reducción en las fatalidades por accidentes y crímenes debido al encierro por la cuarentena, en comparación con el 2019.

Los datos relacionan a la pobreza con las muertes. Por la Covid-19, en Puerto Rico, mayoritariamente han fallecido personas con baja escolaridad y escasos ingresos económicos.

El CPI detalla que “el 75 por ciento de los 111 casos de muertes por Covid-19 no posee un grado universitario y el 62 por ciento tiene escuela superior o menor educación. Asimismo, un 41 por ciento no completó la escuela superior, que es casi el doble de las personas que no completan dicho grado académico en Puerto Rico: un 24.5 por ciento, según la Encuesta sobre la Comunidad del 2019”.

La cifra de muertes para abril ya sumaba 2.358 fallecidos, o sea 608 más muertes que las citadas por el nuevo secretario de Salud Nacional, Lorenzo González Feliciano.

Oficialmente, el Gobierno reconoce a 1.531 contagiados y un total de 57 muertes confirmadas, para el 23 de junio 2020. ¿Incapacidad? La incongruencia es conveniente para el desgobierno. No coinciden los datos de los registros nacionales con los programas de rastreo municipales en una isla que mide 111 millas de largo (unos 178 kilómetros de este a oeste) y 39,5 millas  -62 kilometros- de ancho.

Tampoco hay coherencia, ni voluntad de transparencia, asegura una entrevistada en la pequeña isla de Vieques: “Según el Departamento de Salud, existen 12 casos positivos a la Covid-19 en Vieques, pero el hospital y el alcalde lo desmienten. Los muertos hablan".

Igual pasó en 2017 con los muertos del huracán María. El CPI logró demostrar que no eran solo 64 muertos, como oficialmente se reportaban, sino 4.645 personas fallecidas, como consecuencia del desastre atmosférico y social.Un nuevo estudio de la Universidad de Harvard validó los hallazgos de la investigación del Centro de Periodismo Investigativo sobre los muertos del huracán María, merecedor del prestigioso premio de periodismo de precisión Philip Meyer.

“No podemos dejar a un lado la situación de nuestras hermanas de las islas municipios de Vieques y Culebra. Somos nosotros, ahora, todos los que estamos confinados por el distanciamiento social, pero tengamos en cuenta que a ellas las tienen confinadas, marginadas y aisladas, al depender de un transporte marítimo mal administrado, al que se le hicieron cambios de puerto y de proveedores sin la participación de los residentes. A esto se le añade, la falta de servicios de salud y un hospital que los residentes llevan exigiendo por años. Esta situación, en enero de 2020 cobró la vida de Jaideliz Moreno Ventura, una joven negra de 13 años que murió trágicamente luego de luchar por horas ante ataques de convulsiones sin los medicamentos y el equipo médico necesario para mantenerla viva”, enfatiza la plataforma multimedios para amplificar las voces de las comunidades afrolatinas.

Entre otros datos aportan que, entre las familias puertorriqueñas que viven bajo el nivel de pobreza, el grupo de mujeres negras representa el 49.8 por ciento. Un número similar - 48.2 por ciento -de los abuelos negros, dicen que son responsables de los nietos que viven con ellos. De este grupo, el 55.7 por ciento tiene 60 años o más. 

“En esta pandemia, y las condiciones en las que vivimos las que habitamos este archipiélago, es andar como malabaristas caminando sobre una cuerda floja. La verdad es que la cuerda se siente más como un hilo. Y nos preguntamos -dice la fundadora de la citada plataforma antirracista, Gloriann Sacha Antonetty  Lebrón- ¿qué valor tienen nuestras vidas?”.

Desafíos

Las primeras expresiones del Gobierno a través del entonces secretario de Salud, Rafael Rodríguez Mercado  -renunció en marzo 2020- dejaban ver que, como Puerto Rico no recibía vuelos directos de China, el virus no llegaría a la isla. Así comenzó la escalada de errores y horrores que han distinguido este Gobierno durante la pandemia, responde a nuestra entrevista la trabajadora social puertorriqueña, Leyla G. Negrón Cintrón.

“El 15 de marzo comenzó el lockdown-cierre de emergencia- para Puerto Rico. La consigna del Gobierno de la señora Wanda Vázquez Garced, gobernadora de Puerto Rico, ha sido “cada ciudadano tiene que ser responsable y no puede poner en riesgo la salud de todos”. Esto lo han repetido hasta el cansancio. Nos han restregado en la cara diariamente que es nuestra absoluta y entera responsabilidad no contagiarnos ni contagiar a nadie”. 

Las mujeres no han cesado en su esfuerzo de decir presente y ofreciendo respuestas a casi todas las necesidades del país. I Foto: Doel Vázquez

“Mientras el Gobierno nos hacía responsable y nos obligaba al encierro -analiza en exclusiva para teleSUR- se descubre lo siguiente:

1.    Un plan para cometer fraude para la compra de pruebas.
2.    La gobernadora hace su campaña para las primarias pautadas para agosto sin permitir que los demás candidatos puedan hacer sus campañas.
3.    Incentiva económicamente a los hospitales mientras estos despiden cientos de empleados y empleadas.
4.    Esconden las estadísticas de los contagiados y los muertos.
5.    No tienen un plan adecuado para responder a la crisis de salud y económica.
6.    El Centro de Periodismo Investigativo tiene que volver al tribunal a solicitar acceso de las estadísticas de las personas muertas durante este periodo.
7.    El pago por desempleo no llega
8.    Y los comedores escolares cerrados”.

“Lamentablemente, para las mujeres los desafíos durante la crisis por la pandemia siguen siendo los mismos de siempre; enfrentar y sobrevivir la violencia doméstica y la violencia sexual, el desempleo, pobres condiciones laborales, dobles y triples jornadas, servicios de salud deficientes y la desigualdad que las mantiene oprimidas y empobrecidas. A pesar de todo esto, muchas mujeres se organizan en comunidad para responder a sus propias necesidades, las de sus familias y las de la comunidad donde viven. Si damos una mirada y ponemos rostro a las organizaciones que han sido vocales y fundamentales durante este periodo de crisis, veremos muchas mujeres al frente. También hay muchos varones solidarios y respondiendo a las necesidades de las comunidades, pero las mujeres no han cesado en su esfuerzo de decir presente y dar la cara ante el país, ofreciendo respuestas a casi todas las necesidades que afectan a las comunidades a pesar de la carga que la sociedad le ha impuesto por ser mujeres y responsabilizarlas por asumir el cuidado de todos y todas”.

El hambre no espera

“Las redes solidarias son las que han dado verdaderas respuestas a las necesidades que enfrentan las comunidades ante esta pandemia. Ante el cierre de los comedores escolares y la negativa del Gobierno y del Departamento de Educación, para abrir los mismos, a pesar de tener una orden judicial que los obliga a ofrecer los alimentos a la comunidad, Comedores Sociales de Puerto Rico asumió un rol activo en el proceso de identificar las personas y comunidades con necesidades de alimentación”, valora Leyla G.

Personas indignadas acudieron a una caravana -en auto- desde el Departamento del Trabajo hasta las sedes de Hacienda y Familia con el lema: “El hambre no espera, desespera”, y el objetivo de exigir al Gobierno que tomara las medidas para el rescate social, convocados por Comedores Sociales de Puerto Rico.

Ante el rechazo popular por la acción realizada hacia el líder Giovanni Roberto, se determinó que no hubo causa en su contra. I Foto: Cortesía 

En medio de todo esto arrestaron al líder. Criminalizar es más efectivo que solucionar los problemas sociales. Giovanni Roberto, fue llevado a la cárcel por alegada obstrucción a la justicia. A las diez horas de indignación popular y privación de libertad del joven, se determinó no causa contra el activista y portavoz de la organización sin fines de lucro Comedores Sociales, quien fue intervenido por miembros de la Policía de Puerto Rico mientras, junto a otras organizaciones, exigía una respuesta del Gobierno a la crisis alimentaria durante la emergencia por coronavirus.

“Comedores Sociales de Puerto Rico -continúa Leyla G- gestó esta iniciativa desde el paso de los huracanes Irma y María y no ha cesado desde entonces de ofrecer alimentos gratuitos para las comunidades. En un proceso de autogestión han apoyado a múltiples comunidades en los cuatro puntos cardinales de la isla para la creación de comedores sociales que se nutren del trabajo voluntario y el apoyo económico de las mismas colectividades y todo esto a pesar de que uno de sus líderes principales fue arrestado y detenido por convocar una manifestación para denunciar la situación de hambre en el país”. 

Los comederos sociales se activaron para identificar las personas y comunidades con necesidades de alimentación. I Foto: Comederos Sociales de Puerto Rico

“Así mismo ha pasado con la Alacena Feminista. Una gestión creada por compañeras feministas -enfatiza- que han identificado necesidades para apoyar a las comunidades ofreciendo artículos de primera necesidad para la higiene entre otras cosas”.

“También hemos vistos redes solidarias para atender huertos urbanos, actividades culturales y hasta gestiones para enfrentar ataques racistas, como se dio el pasado domingo 14 de junio, cuando un grupo nutrido de personas participó de un Toque de Bomba en una comunidad de en Canóvanas, pueblo ubicado al este de la isla, donde una familia interracial es objeto de burlas y acoso racial por parte de una vecina, mujer de 83 años”, asegura.

“El mayor valor que tienen todas estas iniciativas -concluye para teleSUR, la investigadora boricua- es su gestión de atender las necesidades de las comunidades al margen del Gobierno y sin la necesidad ser validados o reconocidos por el Estado. Su capacidad de autoconvocarse, planificación y estrategia para convocar, supera por mucho la gestión gubernamental que goza de ser arcaica, individualista, capitalista y corrupta”.


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