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    La protesta demandó la dimisión inmediata del gobernante Gotabaya Rajapaksa, y de su primer ministro, Ranil Wickremesinghe, quien asumió el cargo hace solo dos meses.

Los más de 20 millones de personas que habitan Sri Lanka sufren actualmente la peor crisis económica que recuerden.  

El país insular ubicado al sureste de India en Asia, reconocido oficialmente como la República Democrática Socialista de Sri Lanka, vive la peor crisis económica y política en los últimos 70 años.

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En estos momentos, un consenso intenta mantener el control del Gobierno interino de todos los partidos. A través de las organizaciones políticas representadas en el Parlamento de Sri Lanka, ofrecen un compás de espera hasta la realización el próximo 20 de julio de 2022 de un proceso electoral forzado por la actual crisis.

Previamente, miles de manifestantes allanaron la casa del presidente, su oficina y la residencia del primer ministro, Ranil Wickremesinghe, a pesar del impacto de los gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a la multitud. 

Los disparos de los gendarmes para disipar la protesta y el allanamiento dejaron en su momento un saldo preliminar de al menos 50 civiles y policías heridos. 

Cuatro periodistas fueron hospitalizados como consecuencia de la arremetida policial “a porrazos”, contra un grupo de reporteros que cubrían el desarrollo de los sucesos cerca de la Casa Presidencial.

La protesta demandó la dimisión inmediata del gobernante Gotabaya Rajapaksa, y de su primer ministro, Ranil Wickremesinghe, quien asumió el cargo hace solo dos meses.

Ante las masivas movilizaciones registradas el pasado sábado, Rajapaksa confirmó que dejará su cargo el próximo 13 de julio, permitiendo la transferencia de poder sin problemas. Wickremesinghe también dijo que dimitiría a su cargo.

En declaraciones a un medio, el abogado de derechos humanos en Colombo (capital de Sri Lanka), Bhavani Fonseka, afirmó que “solo dos renuncias por sí solas no satisfarán las demandas, la demanda de un cambio de sistema, pero al menos esto es un comienzo si el presidente y el primer ministro se van”.

Por su parte, el analista político Kusal Perera también comentó que “si no se lleva a cabo una transición clara, la renuncia del presidente y del primer ministro creará un vacío de poder que podría ser peligroso. El portavoz puede nombrar un nuevo Gobierno de todos los partidos, pero queda por ver si serán aceptados por los manifestantes”.

La peor crisis

Los más de 20 millones de personas que habitan Sri Lanka - hasta 1972  llamado Ceilán- sufren actualmente la peor crisis económica que recuerden.  

Una economía endeudada, que aún padece la asfixia financiera generada por la pandemia. En 2021, esa deuda aumentó al 101 por ciento del PIB.

De acuerdo con una encuesta de la Organización de Naciones Unidas (ONU), alrededor del 70 por ciento de los hogares han reducido forzosamente su consumo de alimentos. 

Nueve de cada diez familias se saltan las comidas, mientras que 3 millones reciben ayuda humanitaria de emergencia, refiere el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas.

Latentes la escasez y aumento del costo de los alimentos básicos. Según datos oficiales ofrecidos por AP, la inflación de los alimentos llegó al 57 por ciento. 

Igualmente, se encarecieron los medicamentos, por lo que algunos médicos, así como la población, han recurrido a las redes sociales para tratar de obtener suministros de equipos y medicinas. 

Se agravaron las consecuencias del escaso flujo turístico pospandémico y la vida social se hizo inviable ante la falta de combustible. Todo ello y más son causas que han generado las multitudinarias protestas.

En marzo, la inflación se disparó hasta el 18,7 por ciento y la ausencia de divisas extranjeras impidió importaciones de las materias primas para la fabricación nacional.

Simultáneamente, el peso de su deuda externa llevó a su administración a declarar el 'default' en abril, lo que significa dejar de pagar la deuda pública vencida o los intereses debidos.

“La nación isleña debía pagar este año 7.000 millones de dólares de su deuda externa, de los casi 25.000 millones que debe pagar hasta 2026. Su deuda externa total asciende a 51.000 millones de dólares”, indicó RT en ese momento.

“Sri Lanka ha tenido un historial intachable de servicio de la deuda externa desde su independencia en 1948. Sin embargo, los acontecimientos recientes, incluidos los efectos de la pandemia de Covid-19 y las consecuencias de las hostilidades en Ucrania, han erosionado tanto la posición fiscal de Sri Lanka que el servicio normal de la deuda pública externa se ha vuelto imposible”, reconoció un documento oficial del Ministerio de Finanzas en abril de 2022.

Entretanto, aseguraron que acreedores y Gobiernos extranjeros eran libres de capitalizar cualquier pago de intereses adeudados u optar por el reembolso en rupias de Sri Lanka.

En ese mismo mes dimitieron en masa los ministros de Sri Lanka, presionados por las protestas populares contra la gestión del Gobierno, que en respuesta impulsó un toque de queda y el estado de emergencia.

Posteriormente, el Gobierno intentó, en junio de este año, un rescate financiero con el Fondo Monetario Internacional (FMI), describió Granma Internacional.

El sufrimiento se impuso sobre el pueblo que padece largas colas para comprar gas de cocina, gasolina, medicinas y alimentos; gran parte de ellos importados desde el extranjero. Unos 3.000 millones de dólares más en productos importados de lo que exporta anualmente esa nación.

Añadido a ello, los cortes de electricidad diarios que se han producido aumentaron hasta las 15 horas al día. Una cuarta parte de la electricidad de la isla se genera a través del petróleo.

Unos 4.000 millones de dólares en líneas de crédito de la India han ayudado al país a capear el temporal, según la cifra indicada por RT. 

La lágrima

Desde 1983 hasta 2009 sucedió la Guerra Civil de Sri Lanka, que dejó unas 100.000 personas muertas en tres décadas. 

El Gobierno nacional inició una ofensiva contra los Tigres, que resultó en la muerte de sus altos mandos y la aniquilación de los separatistas a un altísimo costo de vidas civiles.

Unos 26 años de guerra entre el Gobierno y la organización separatista Tigres de Liberación de Tamil (Liberation Tigers of Tamil Eelam o LTTE en inglés). 

Los tamiles son la minoría étnica más importante concentrada en el norte y el este de la isla; representan el 11 por ciento de los 22 millones de personas que habitan la nación.

Cinco años después del conflicto, la investigadora Amantha Perera buscó entre los jóvenes de Sri Lanka las razones que impiden la reconciliación nacional. Más de una década después, la nación esrilanquesa no se reconcilia con su realidad.

También habría que atender el trasfondo de la situación. Los jóvenes creen que falta comprensión, falta de atención de las divisiones en el país insular, donde los desacuerdos como casi siempre ocurre, no se liquidaron en el campo de batalla.

Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), el 10 por ciento de la población envejecida del país representará en 2025 el 20 por ciento del total poblacional. 

Mientras tanto, los miles de jóvenes que hace más de una década lucharon en la guerra como soldados de las fuerzas gubernamentales o con los separatistas Tigres, aún no encuentran el puente que los una. Por lo tanto, son más resistentes a un cambio. 

Los adolescentes de entonces, alrededor de 26 por ciento, hoy son adultos que defienden su derecho a la vida y juzgan al poder político.

Los jóvenes saben lo que les contaron del conflicto étnico-religioso. Cuando en la década de 1990, los Tigres Tamiles expulsaron de la provincia del norte a los musulmanes -algo menos del 10 por ciento de los esrilanqueses- y decomisaron sus propiedades. 

Fue en represalia contra los abusos hacia los tamiles en la Provincia Oriental, presuntamente cometidos por quienes a su vez eran acusados de ser colaboradores del ejército de Sri Lanka.

Más de diez años después, su principal enemigo es la vida que llevan, donde les cerraron hasta las escuelas para sus hijos, y las autoridades les pidieron a los que pudieran que hicieran teletrabajo. Después de largas filas para adquirir los productos más perentorios, deben pagarlos a nivel de la inflación que alcanzó el 30 por ciento.

Este pequeño país insular de 65.610 kilómetros cuadrados, debido a su ubicación, está en el camino de las principales rutas marítimas y significa un vínculo naval estratégico entre el Asia occidental y el sudeste asiatico.

Por el momento, seguirá en los titulares durante las próximas semanas, entre tanto un cambio de Gobierno tras meses de protestas en las calles. Pero la estabilidad por el bienestar de todos sus pobladores será lo único que traiga la paz y la comprensión del concepto de vivir en armonía. Lo único que seque la lágrima a la que se asemeja la forma de su nación.

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