Las detenciones arbitrarias y el bloqueo militar intensifican la represión sobre la población palestina, consolidando la ocupación ilegal.

Fuerzas de ocupación israelíes intensificaron su agresión en Cisjordania, con incursiones en ciudades como Nablus, Ramala y Tulkarem. En el campamento de refugiados de Balata, los soldados dispararon, mientras en Burqa allanaron viviendas, causando daños materiales.

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Aunque no hubo heridos ni detenciones en estas zonas, la violencia militar se extendió a otras localidades. En Ramala, las tropas israelíes asaltaron las aldeas de Qarawat Bani Zeid, Turmusaya y Kafr Ain, donde realizaron registros domiciliarios y detenciones arbitrarias.

En Tulkarem, cinco ciudadanos fueron arrestados, incluidos Hamza y Mahmoud Al-Qudsi, mientras en Jerusalén ocupada, el niño Basel Al-Abbasi fue detenido en el barrio de Silwan. Estas acciones reflejan una política sistemática de represión contra la población palestina. 

En Hebrón, las fuerzas israelíes llevaron a cabo redadas en varios barrios, con la detención de Abdurrahman Haroun Al-Sharbaty y Hammad Bashar Al-Jaabari.

Además, instalaron puestos de control militar en las entradas de la ciudad y sus alrededores, con el bloqueo de carreteras con barreras de hierro y bloques de cemento. Estas medidas buscan restringir el movimiento y consolidar el control sobre los territorios ocupados.

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