El gobierno argentino, administrado por el ultraderechista servidor del Milanchismo (1) Javier
Gerardo Milei, ha definido su política exterior con base en dos grandes aliados: Estados
Unidos y el sionismo, sin escatimar esfuerzos públicos y privados por dar señales que servirá
a sus patronos con dedicación y entreguismo.
Como correspondencia a este anunciado servilismo, tanto Washington como el régimen
nacionalsionista israelí han declarado que Milei constituye un aliado estratégico en el cono sur
sudamericano, concretando una agenda abierta en múltiples campos, que se expresan en la
decisión de estrechar lazos en materia política, económica, militar e incluso con las tratativas
de establecer una base naval conjunta con Estados Unidos en la Patagonia argentina.
Anuncio dado a conocer tras la entrevista del mandatario argentino con la jefa del Comando
Sur del ejército estadounidense Laura Richardson (2) en la austral ciudad de Ushuaia –
ribereño del canal Beagle en límite con Chile - de la cual se teme que sirva también de campo
de actividades militares y acción del ejército nacionalsionista israelí en lo que argentina llama
el polo logístico antártico.
Polo que es expresión de la visión estratégica política-militar argentina respecto a sus
pretensiones de recuperación de las Malvinas en el Atlántico sur y el despliegue estratégico en
el territorio antártico lo que generará, en forma indudable fuertes tensiones con Chile cuya
mirada al sur del continente es parte consustancial a su profundidad estratégica política y
militar. En el caso de las Malvinas las ideas expresadas por Richardson respecto a mantener
una base naval en la zona continental del sur del continente americano, va en la dirección de
contender con la influencia de la República Popular China en el Atlántico sur – a partir de los
acuerdos firmados entre Beijing y Buenos Aires entre 2012 y 2014, por los cuales China
mantiene una base de observación espacial de 200 hectáreas en la provincia de Neuquén.
Las ideas por el lado de Milei respecto a la proyectada base naval conjunta, va en la línea de
supuestamente servir de defensa de la soberanía, las fronteras territoriales y fluviales del
ingreso del narcotráfico, el mar territorial argentino y con la misión de investigar el terrorismo
islámico. Incluso, las divagaciones de Milei respecto a la presencia militar extranjera en la
Patagonia le han hecho pensar que podría servir como punto de recuperación de Las
Malvinas, cuestión absolutamente delirante tomando en cuenta que Gran Bretaña, quien
ocupa las islas argentinas es socio estratégico global de Washington y ni en sueños dañaría
las relaciones con quien lo acompaña en todas sus invasiones y ataques a otros países en el
mundo.
El sometimiento del gobierno de Milei a las directrices internacionales establecidas por el
sionismo, tanto con base en Washington como en Tel Aviv ha servido para generar una
narrativa adecuada a los intereses de sus “nuevos mejores amigos” aunque es justo decir que
el mandato del ex presidente Alberto Fernández también transitó por estos coqueteos tan
propio de gobiernos yanaconas y malinchistas, donde esta maldición de Malinche resulta ser
su impronta más importante generando lealtad y servilismo indigno frente a quienes dominan
a nuestros pueblos. Vistiendo sus acciones de supuesta apertura y liberalismo, cuando en
verdad es pura indignidad y traición. Milei no tiene reparos con relación a Estados Unidos de
ejecutar acciones de genuflexión lo mismo con republicanos que demócrata y así lo ha
expresado sin ambages “Mi aliado es Estados Unidos, sean demócratas o republicanos. Nos
regalaron un Hércules. Lo del otro día – el encuentro con Richardson - fue el acto de
soberanía más grande de los últimos 40 años. Porque al ser una base militar en Ushuaia, nos
avala el reclamo sobre la Antártida. Y te hago una pregunta. ¿Ushuaia es la capital de qué?
Tierra del Fuego. ¿Y qué más? Islas Malvinas, Georgias, Sándwich y todo el espectro
marítimo. Es el primer paso para empezar a pensar la recuperación de Malvinas. Dale, que la
saquen del ángulo”, expresó el mandatario. Cuando le pregunta si va a buscar la recuperación
de las Malvinas, señala: "Obvio, pero por la vía diplomática. Obvio que pienso en recuperarlas,
pero es un proceso de largo plazo" (3)
En el plano de sus relaciones con el sionismo, y su referente como es la entidad infanticida
israelí los peligros para Sudamérica son evidentes. No sólo por permitir la irrupción más
potente de esta ideología expresada a través de sus fuertes vínculos con el gobierno del
criminal de guerra Benjamín Netanyahu a quien visitó en su primera gira internacional apenas
asumió el mando en la casa Rosada. Para analistas como Santiago Montag, el presidente
Milei “acorde con sus modos individualistas, comenzó a manipular las relaciones
internacionales en función de sus intereses personales mesiánicos y religiosos, pero también
para favorecer a los sectores económicos que representa su gobierno. Se ha encargado
férreamente de demostrar su devoción y admiración por los hebreos, vinculando
peligrosamente política y religión” (4)
Un Milei que sueña devenir en judío como parte de lo que llama un camino interior que lo ha
llevado a establecer relaciones profundas con sectores de la ultra ortodoxia judía argentina,
quienes han sido la catapulta en sus primeras aspiraciones políticas hasta tenerlo hoy
ocupando el sillón presidencial en la Casa Rosada. En septiembre del año 2023 confesaba
públicamente que el otrora cristiano pasaba a transitar un camino que lo ha convertido hoy en
un “hijo de la luz” (5) Javier Gerardo Milei en plena campaña presidencial afirmaba “No voy a la
iglesia, voy al templo. Tengo un rabino de cabecera y estudio la Torá. Se me reconoce
internacionalmente como amigo de Israel. Estoy a poco de ser judío, sólo me falta el pacto de
sangre” (6) Y en ese camino de confusión interesado entre la religión y la ideología sionista, el
autodenominado libertario ha dado pasos de estrechar relaciones con la entidad genocida,
como ha sido su decisión de trasladar – a contrapelo del derecho internacional – la embajada
de Argentina de Tel Aviv a Al Quds – Jerusalén – apoyar el exterminio del pueblo palestino,
situarse como la avanzada principal del sionismo en Latinoamérica y permitir su irrupción de
una manera que entraña enorme peligro para nuestros pueblos.
Las relaciones de Milei con la secta judía de los Jabad Lubavicht (7) – poderosa corriente
ortodoxa con influencia política y económica tanto en Estados Unidos como Argentina –
representa una amenaza, no sólo para el país andino, sino también para sus vecinos, sobre
todo sudamericanos, que han comenzado a sufrir fuertes ataques del gobierno de Milei en su
alineamiento con la entidad israelí. No en balde la ministra de seguridad Patricia Bullrich ha
servido de vocera de las alertas de Tel Aviv y Washington respecto a la supuesta presencia de
células dormidas de Hezbolá en Bolivia, Venezuela, Colombia, la Triple frontera (entre
Paraguay, Brasil y Argentina) y hasta en Chile, que generó con este último país un impasse
diplomático que significó la disculpa pública de la administración de gobierno de Milei por
exigencias del presidente Gabriel Boric (8). Una acusación que obedece a las directrices
trazadas por la CIA y el Mossad destinadas a desviar la atención de los crímenes de lesa
humanidad, el exterminio llevado a cabo por le nacionalsionismo contra el pueblo palestino. Es
parte de un plan mayor destinado a imponer una narrativa prosionista, que avale la arremetida
más intensa de la industria militar, de seguridad e inteligencia fuertemente vinculada al
espionaje político y social de empresas israelíes, en forma frecuente involucradas en temas de
corrupción y apoyo a la formación de grupos paramilitares y narcotráfico.
Un Milei que a la par de sus sueños de conversión debe lidiar con la absoluta contradicción
que habita su gobierno, que habla de recuperar diplomáticamente Las Malvinas , servir a
Estados unidos y el sionismo y constatar, por ejemplo, las contradicciones vitales que
enfrentará este mandatario “libertario” al ponerse en práctica, por parte de la Petrolera Navitas
Petroleum, de capitales israelíes, que comenzará a extraer petróleo a fines de este año 2024,
en uno de los 21 pozos del yacimiento Sea Lion que es calificado en materia de calidad del
hidrocarburos, como de clase mundial con una reserva estimada en 791 millones de barriles.
Todo esto desde yacimientos marítimos situados 280 kilómetros al norte de las Malvinas a
partir de una clara licencia ilegal – para el ordenamiento jurídico argentino - otorgada por el
gobierno Kelper (9) y que significó en septiembre del año 2023 que el gobierno del ex
presidente Alberto Fernández a través de su cancillería expresara su repudio a esas
actividades que no cuenta con los permisos de la autoridad competente argentina. Pero, es
evidente que dicha contradicción, que para cualquier gobierno menos sometido a los intereses
de “sus nuevos grandes amigos” en el caso de Javier Milei es fácilmente solucionable, y esto
es concretar los acuerdos con la consabida conducta servicial e indigna de los nuevos
seguidores del malinchismo que tare consigo peligros en amplios ámbitos de la vida de
nuestros pueblos.
Pablo Jofré Leal
Artículo para Hispantv