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    Tanques y blindados israelíes mantienen el control sobre el cruce fronterizo entre Gaza y Egipto.

Tropas israelíes iniciaron la invasión a Rafah pese a la aceptación del alto al fuego de parte de Hamás. Para los palestinos no hay tregua.

Miles de gazatíes festejaron. Hamás había manifestado su aceptación a la propuesta de alto el fuego de Egipto y Qatar. La esperanza del fin de las agresiones parecía volverse una realidad.

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En la noche del lunes, las calles de Rafah ya no eran desolación. “Todos hemos salido para celebrar, porque hoy es el día más feliz de nuestras vidas. Hoy volvimos a nacer. Yo aún no lo puedo creer, porque ya habíamos dejado de creer. Bendito sea Dios, Dios es grande”, señalaba a la corresponsal de teleSUR una mujer que se había sumado al júbilo colectivo.

La alegría duró poco. Esa misma noche, Israel bombardeó el este de Rafah y la mañana siguiente una brigada de tanques Merkava copó el cruce fronterizo con Egipto de la sureña provincia de Gaza.

La acción es el primer paso de la toma de Rafah, pequeña franja de tierra donde se amontonan en campamentos de refugiados casi un millón y medio de palestinos que fueron exhortados a abandonar el área por las tropas israelíes. 

"Si tenemos que estar solos, lo estaremos", expresó el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ante la condena de organismos internacionales y millones de personas en todo el mundo que reclaman el fin del genocidio en marcha.

Huir sin saber dónde ir

"Los tanques y aviones están atacando", dijo el jueves Tarek Bahlul, un palestino entrado en años.

"Cada minuto escuchas un cohete y no sabes dónde aterrizará", manifestó Bahlul, uno de los miles de palestinos que amontonan bártulos arriba de camiones para iniciar un nuevo desplazamiento. Protestan porque el valor del flete vale más del doble.

"Esta es la cuarta vez que soy desplazado, y ahora será la quinta vez. Todos los días escuchamos noticias diferentes, Hamás dice una cosa, Israel dice otra, Estados Unidos dice otra cosa y los periodistas otra cosa. Un minuto escuchamos noticias que nos hacen felices y al otro escuchamos noticias que ponen nuestras vidas patas arriba", dice Ahmad Abu Ali, luego de haber desarmado su precaria casa de láminas y lonas.

Los palestinos huyen sin saber a dónde ir. Los ataques de Israel contra Gaza han expulsado de sus hogares a cerca del 80 por ciento de los 2,3 millones de habitantes del territorio. Desde la Oficina de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (Unrwa) aseguran que se obliga a evacuar a la población de Rafah a zonas destruidas y sin agua.

A esta situación se suma las dificultades para la subsistencia. La ocupación del cruce fronterizo de Rafah dejó unos 400 de camiones con ayuda alimentaria del otro lado de la frontera e impide que unos 160 pacientes de cáncer y heridos hayan podido salir del territorio a recibir atención médica, según comunicó el Ministerio de Salud de Palestina.

Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la ciudad del extremo sur de Gaza cuenta aproximadamente con un retrete por cada 850 personas, mientras que la situación es cuatro veces peor en el caso de las duchas, con aproximadamente una por cada 3.500 personas.

La interrupción del suministro de combustible, a su vez, amenaza el funcionamiento de hospitales y clínicas, que advirtieron que se quedarían sin energía en las próximas horas.

Decenas de miles de palestinos abandonan la región este de Rafah, ante una nueva ofensiva de Israel. | Foto: EFE

Las negociaciones de paz

La incursión israelí tiró por tierra las negociaciones mediadas por Qatar, Egipto y Estados Unidos (EE.UU.) para un cese al fuego entre Hamás e Israel. El pasado 9 de mayo, las delegaciones de las partes abandonaron la ciudad de El Cairo, sede de los diálogos, con las manos vacías.

La propuesta aceptada por Hamás y presentada por los mediadores estipulaba una pausa de tres fases, de 42 días cada una. El acuerdo establecía el canje de rehenes por prisioneros palestinos, la retirada israelí de Gaza, una "calma sostenible" en la Franja, y el aumento de ayuda humanitaria a los civiles gazatíes, entre otros puntos.

Sin embargo, Netanyahu señaló que la aceptación de la propuesta de alto el fuego por parte de Hamás solo "buscaba torpedear la entrada" de sus fuerzas en Rafah.

Por su parte, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, aseguró el martes durante un encuentro con tropas en la frontera con Gaza que la operación militar en Rafah no se detendrá hasta que haya eliminado completamente a Hamás en la zona, o hasta que sea liberado el último de los rehenes.

El aliado

La aceptación de la propuesta de alto al fuego de parte de la resistencia palestina y el avance pese a ello de Israel, ha despertado la condena internacional y hasta el principal aliado de Tel Aviv, EE.UU., se vio obligado a interrumpir el suministro de bombas al régimen de ocupación.

Tras siete meses de apoyo incondicional a Israel, el genocidio en marcha ha despertado el repudio en la población estadounidense y se desarrollan protestas en todo el país en solidaridad con Palestina. 

El repudio encabezado por estudiantes universitarios ha minado la base política del Partido Demócrata en un año electoral, situación por la cual el presidente y candidato para la reelección, Joe Biden, ha morigerado su posicionamiento en defensa de la operación israelí. 

Biden amenazó con dejar de enviar armas a Tel Aviv y se ha retenido un envío de 1.800 bombas de 900 kilos y 1.700 bombas de 225 kilos, según un funcionario que habló bajo condición de anonimato con la agencia estadounidense Associated Press. Algo que a la vez confirma la responsabilidad de Washington en el asesinato de las más de 34.000 víctimas civiles desde el inicio de los ataques contra Gaza.

"Rafah es una ciudad de niños", aseguró el pasado 7 de mayo el portavoz de Unicef, James Elder. | Foto: EFE
 

No hay paz

La ruptura de la mesa de diálogo de parte de Israel y las sucesivas declaraciones del Ejecutivo, se alinean con los objetivos planteados al inicio de la invasión: “eliminar a Hamás” y conseguir la liberación de los rehenes.  

Sin embargo, a casi un año de iniciada la agresión, la mayoría de los rehenes en Gaza fueron liberados en la tregua alcanzada en noviembre del año pasado y los esfuerzos bélicos no han tenido resultado en este sentido. A su vez, los militantes del movimiento de resistencia palestina aumentan en los lugares invadidos, algo que fue advertido incluso por el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.

En tanto, Netanyahu se ve presionado por el ala derecha del Gobierno, encabezada por los ministros de extrema derecha Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich, a escapar hacia adelante. Esto, en momentos en que medios israelíes informan una baja en la moral de las tropas, afectada por la larga duración de la agresión y la incapacidad de las fuerzas de ocupación de consolidarse en el terreno, como fue en el caso de Jan Yunis, de donde las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) debieron retirarse tras haber logrado establecerse en la ciudad.

Para el profesor en Ciencias Políticas de la Universidad de El Cairo, Hassan Nafaa, el rechazo a los acuerdos de Egipto por parte de Tel Aviv llevarán al naufragio de la estrategia israelí, que cosecha cada vez mayor descontento en términos políticos, diplomáticos y de la opinión pública a nivel mundial.

“Como no tiene una ‘estrategia de salida’ o una estrategia del ‘día siguiente’ convincente, parece como si tuviera objetivos ocultos o no declarados en su intento de recuperar el control y la ocupación de la Franja. Por un lado, afirma que Hamás es una organización terrorista que viola a mujeres, masacra a niños y secuestra a ancianos, pero por otro, no duda en cortar la electricidad y el agua, y negar alimentos a todos los habitantes de Gaza. Desnudarse y llevar a cabo actos de genocidio contra ellos. Ni siquiera duda en destruir hospitales, perseguir y matar a trabajadores y empleados que trabajan en ayuda”, afirma Naffa.

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