Treinta y cinco años tuvieron que pasar para que cayera la dictadura más larga de América Latina. El 3 de febrero de 1989, el dictador Alfredo Stroessner era depuesto gracias a un golpe militar dado por el propio consuegro y mano derecha, el general Andrés Rodríguez.

Stroessner se fue de Paraguay pocos días después a un exilio dorado. Entonces la nación suramericana empezaba a vivir una apertura democrática, o al menos eso se pensaba.

Sin embargo, los paraguayos reclaman que estos 27 años han sido “una continuación de lo de antes, pero con libertad, pero con las mismas leyes. Lo mismo, pero sobretodo los mismos políticos que iban marcando la misma historia que habían tenido con Stroessner”, según afirma el sacerdote Francisco Oliva.

De acuerdo con la Comisión de Verdad y Justicia, durante los 35 años de Gobierno de Stroessner fueron detenidas 19 mil 862 personas, 18 mil 772 fueron torturadas, 236 menores fueron privados de libertad, 17 niños nacieron en prisión, 20 mil 814 se convirtieron en exiliados políticos, se reportaron 459 desapariciones forzadas y un total de 128 mil 76 víctimas directas e indirectas.

Pero, después de la caída del dictador, el modelo de Estado siguió vigente. En el campo se registraron más de 100 asesinatos de dirigentes campesinos, se sostuvo un modelo económico asolador y en contra del medio ambiente; además, se incrementaron los índices de pobreza.

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“Se da asesinatos selectivos de dirigentes campesinos, el sicariato, matones al servicio de los sojeros asesinan a los dirigentes, hay una criminalización de las luchas sociales” denuncian líderes sociales.

En junio de 2012 se dio un golpe de Estado parlamentario que acabó con el gobierno democrático de Fernando Lugo. Hoy, después de elecciones celebradas en 2013, los fenómenos represivos y asesinatos selectivos han aumentado sistemáticamente.

Para el sacerdote francisco Oliva, hoy continúan los discursos fascistas y se da una nueva forma de dictadura. “Ahora comienza una dictadura de otra manera, no con un león grande que manda a los demás, sino con un sistema de leones que dicen este es nuestro momento”.

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Aunque según las leyes en Paraguay está vigente un Estado de derecho con un gobierno legítimamente constituido, son muchos los cuestionamientos. Ante el golpe parlamentario de 2012 y los posteriores escenarios represivos, la duda está planteada: ¿se puede celebrar hoy 28 años de democracia?.