La paz viene del monte

Tras la firma de los acuerdos de paz logrados entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo (FARC - EP) y el Gobierno colombiano, la cotidianidad y la vida de los guerrilleros en los campamentos ha cambiado sustancialmente. Las rutinas, las medidas de seguridad y hasta la  convivencia son ahora distintas, una especie de preparación psicológica para su proceso de adaptación a la vida civil.

Los procesos de educación, por ejemplo, que en otrora se llevaban en medio del fragor de la guerra, ahora son más tranquilos, menos tensos y más citadinos. Siempre se educaron en escuelas errantes como consecuencia de las dificultades propias que ha traído la confrontación.

Actualmente, los combatientes de las FARC - EP han logrado acceder a niveles importantes de educación, los cuales se fueron incrementando a media que avanzaba el proceso de paz. Ahora sus escuelas errantes, son más sedentarias, aunque sus aulas de clase sigan siendo las selvas del país.  

La familia al interior de las FARC - EP también ha ido creciendo. Los hijos de la paz crecen en medio de los campamentos guerrilleros. Hace cuatro años cuando empezaron los diálogos en La Habana, este escenario era impensable y la conformación de una familia en medio de la guerra, era una utopía.

Las imágenes de madres y padres insurgentes son cada vez más comunes en los frentes guerrilleros, un reto grandísimo  para estos colombianos que por primera vez asumieron la responsabilidad de traer al mundo su descendencia, convencidos de la concreción de los acuerdos de paz.

El uso de las armas ha quedado atrás, aún sin dejarlas del todo. Las imágenes de los fusiles colgados en los cambuches se han vuelto comunes y parecen piezas de museo exhibidas al público. Es evidente que las prioridades han cambiado y las tácticas de guerra han sido reemplazadas por los objetivos políticos, personales y de construcción de una nueva democracia.

Son muchos los sueños que han quedado inconclusos por cuenta de 52 años de guerra. La paz para los integrantes de las FARC - EP y sus familias, es el inicio de la concreción de todos aquellos proyectos que siempre se vieron en el cielo como como una estrella imposible de alcanzar.

Texto por: Milton Henao