El llamado del papa Francisco sobre la postsinodal Amoris laetitia (Alegría del amor) provocó un intenso debate en la Iglesia católica, afirmó un grupo de expertos reunidos por la Conferencia Episcopal Española (CEE) y liderados por su vicepresidente, el arzobispo de Madrid (España), Carlos Osoro, para presentar el texto.

Osoro manifestó que el exhorto del pontífice no cambiará la doctrina, sin embargo, destacó que “ya no puede aplicarse de la misma manera”.

De hecho, Osoro, que es el prelado más cercano a Francisco, reiteró que se trata de migrar de una postura de Iglesia-aduana a Iglesia-hospital de campaña. “No se puede condenar a nadie para siempre”, señaló.

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El papa argentino está consciente del alboroto que provocó su llamado postsinodal, cuando la semana pasada mientras oficiaba la misa desde la residencia de Santa Marta, denunció a “los doctores de la letra que juzgan a los demás usando la Palabra de Dios, contra la Palabra de Dios".

Ante decenas de personas dijo que “a ellos no les interesa la vida de las personas, sino solamente los esquemas hechos de leyes y de palabras".

Envió un mensaje a los eclesiásticos españoles que “tendrán que armonizar” sus posturas o documentos a la exhortación papal. Todo esto, porque el obispo de Getafe, Joaquín María López de Andújar, su prelado auxiliar, José Rico Pavés, y el obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, condenaron sin misericordia en una carta pastoral conjunta la Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y No Discriminación, aprobada por el Parlamento de la Comunidad de Madrid.

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Calificaron a la homosexualidad como una enfermedad y rechazaron la ideología de género.