Un equipo de investigadores de la Universidad de Chile ha sido capaz de modificar genéticamente la anatomía de las gallinas, para que sus extremidades se parezcan las de los extintos dinosaurios.

El equipo liderado por el brasileño, Joâo Botelho, y Alejandro Vargas, consiguió tal logro científico al manipular el crecimiento de la fíbula de pollos hembras y machos, uno de los huesos de las patas de estos animales.

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Botelho explicó que en una de sus investigaciones, en tales experimentos, descubrió que los mecanismos moleculares de maduración en la parte inferior de estos animales ocurre a muy temprana edad, hecho que evita el crecimiento y la división de las células.

Los científicos aprovecharon este fenómeno que ocurre en los pollos y les inyectaron el gen de la maduración IHH (Indian HedgeHog). Esto ocasionó que la fíbula creciera hasta alcanzar el tamaño de la tibia y quedara conectada al tobillo.

Con esta modificación, los huesos de los animales genéticamente manipulados desarrollaron sus extremidades de la misma forma en que lo hacían en su momento las extremidades de los dinosaurios.

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Esta no es la primera alteración genética que Botelho realiza en esta clase de animales y que culmina con éxito.

En un experimento anterior, el investigador brasileño alteró los genes de algunos embriones de este tipo de aves para paralizar el movimiento dentro del huevo, lo que ocasionó que los huesos y el dedo posterior de estos animales no se desarrollaran de manera normal.

En este caso, el resultado final del desarrollo de estos embriones también le confirió la apariencia de dinosaurio en las extremidades a estas aves.

El científico aclaró que el objetivo de sus estudios es investigar en profundidad el proceso evolutivo de los seres vivos, y no revivir a los dinosaurios.

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En Contexto

Este no ha sido el único intento de convertir pollos en dinosaurios que integrantes de la Universidad de Chile han tratado de desarrollar.  

En septiembre de 2015, en el 25° concurso organizado por la revista de humor científico “Anales de Investigación Improbable”, una versión graciosa de los Premios Ig Nobel; se premió a otro equipo de investigadores de la universidad cuando demostró que al cambiarles a los pollos su centro de gravedad colocándoles una cola artificial, éstos se desarrollan caminando en forma similar a como los hacían los velocirraptor y tiranosaurios.