La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, pidió el apoyo de las organizaciones estudiantiles, sociedad civil y de movimientos sociales para presionar al Congreso Nacional la aprobación de reformas políticas.

Rousseff, en un encuentro celebrado en el Palacio de Panalto, (sede del ejecutivo nacional) con 30 representantes de distintas organizaciones, destacó la importancia de la presión social para lograr los cambios y reformas políticas necesarias para el país.

Por su parte, Nana Queiroz, representante del grupo contra la violencia de la mujer ¨No merezco ser violada¨, destacó que si el gobierno no presiona en la calle, éste carece de poder para provocar al legislativo a tomar una decisión.

La activista dijo que la mandataria brasileña expresó la necesidad de la población de ejercer una fuerte presión para lograr las reformas políticas e hizo la comparación con el movimiento Directa ya, que en los primeros años de los 80 exigía el derecho de los brasileños de elegir a su Presidente mediante el voto directo.

Luego de las multitudinarias manifestaciones de junio pasado, la presidenta Rousseff pidió un plesbicito para lograr una reforma política, petición que fue rechazada por la mayoría del órgano legislativo en su momento. Así mismo, prometió que no firmaría ley alguna que limite el derecho a la protesta o el envío de algún proyecto que sirva como instrumento de represión contra los manifestantes, indicó el máximo dirigente de la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), Vic Barros.

A juicio de Barros, estas declaraciones son de gran trascendencia, al indicar que los grupos de jóvenes negros y pobres son los mas afectados por el castigo policial.

En ese mismo sentido, se logró un acuerdo entre el gobierno y los líderes de la cámara de diputados y el senado, donde acordaron impulsar una propuesta unificada que castigue los actos de violencia y excesos en las manifestaciones.