Las grandes potencias están entrando en una nueva etapa de confrontación en la que el control de los recursos energéticos retoma con más fuerza un papel preeminente.

El mar del sur de China constituye la cuarta reserva de petróleo del mundo después de Venezuela, el Medio Oriente y el mar Caspio, y se ha convertido en el epicentro del enfrentamiento.

Mientras, el comercio entre las dos naciones con economías más grandes del planeta sigue creciendo, lo que demuestra lo amplio de los intereses que se mueven, manteniendo los países involucrados en los diferentes escenarios negociaciones constantes, entre todos y sin excepción.

De igual manera lo que acontece en Ucrania marca el principio de un conflicto en que la potencia mundial euroasiática marca límites en el accionar de Occidente en su frontera directa, que ha llevado abiertamente la iniciativa hasta ahora.

Europa es totalmente dependiente de sus importaciones de petróleo y gas, con yacimientos en franco declive, limitando con el mayor productor de hidrocarburos del planeta en su frontera este.

Por otra parte, el control del centro de Asia -principalmente Turkmenistán y Kazajstán por sus recursos y relación con el Extremo Oriente, se vuelve de mayor importancia en lo que es un solo tablero de ajedrez mundial.

Venezuela en su condición de mayor reserva de petróleo del mundo se encuentra imbuida en un conflicto que pudiese ser el preludio de un enfrentamiento directo (nueva etapa) a escala planetaria de impredecibles consecuencias.

Lo anterior amerita prudencia, análisis permanente, negociaciones constantes con todos los actores, a imagen de las que realizan las principales potencias entre sí, y firmeza en el mantenimiento de la soberanía y las políticas de unión latinoamericana y caribeña.

Fuente: http://bit.ly/1niXbra