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  • 101 años se cumplen del natalicio de Aquiles Nazoa, el poeta de las cosas más sencillas y uno de los creadores más queridos por la población venezolana. La música fue una de sus pasiones. Hay temas escritos por él y temas escritos para él.
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    101 años se cumplen del natalicio de Aquiles Nazoa, el poeta de las cosas más sencillas y uno de los creadores más queridos por la población venezolana. La música fue una de sus pasiones. Hay temas escritos por él y temas escritos para él.

Aquiles nació el 17 de mayo de 1920 en El Guarataro, zona alegre y humilde de Caracas. Fue proletario en todo lo que desempeñó en la vida para ganarse el pan, y para ganarse la gloria y la querencia. Proletario cultivado a sí mismo en la lectura diaria, en el humor perenne y en su inclaudicable pensamiento y convicciones socialistas, cuando el vocablo era prohibido y poco manoseado.

En la mejor estirpe ciudadana, Aquiles aprendió en la calle lo que la escuela no le pudo dar. La vida fue su aula para aprender a escribir, para aprender francés, para recoger gotas de lluvia salada de los ojos de su madre y estrellas montado en la bicicleta de su papá. Como bien dijo el escritor trujillano Domingo Miliani, Aquiles aprendió el valor de la sonrisa en la lucha cotidiana por sus ideales, y siempre fue 'El transeúnte sonreído', título de su primer libro de poemas.

En este nuevo aniversario de su natalicio hay poderosas razones para no olvidar a Aquiles cuando se analiza, por ejemplo, el periodismo que hizo, el ejercicio inspirador de comunicar comunicando, desde la palabra, desde el humor, desde el ejemplo. No se puede olvidar lo incisivo del verbo Nazoano al escribir en torno a la burguesía enseñoreada en su mal gusto aprendido para parecerse al otro, despreciando la exquisitez genuina del ser venezolano.

No se puede olvidar su lucha frontal contra toda forma de consumismo, viniera de donde viniera. A su crítica le ponía los mejores versos y barniz del petróleo que no llegaba al pueblo. Tampoco se puede olvidar que Aquiles vivió en carne propia, en primera persona los rigores de la represión de la democracia representativa.

Aquiles Nazoa estuvo exiliado en Bolivia. Fue entre 1956 y 1958. Llegó a ese país esposado y tratado ante los demás pasajeros como un peligroso delincuente por el capitán gringo de aquel vuelo de Pan American. Lo expulsaba de Venezuela Marcos Pérez Jiménez y a su familia apenas le dieron tiempo de reunir algo de dinero para dárselo a Aquiles y despedirse del poeta.

El autor de 'Vida privada de las muñecas de trapo' se había carteado en alguna oportunidad con un librero boliviano, Luis “Pepe” Ballón, reivindicado por Bolivia en tiempos de brisa fresca. Así que Aquiles acudió a él y ese librero, que lo admiraba tanto, le dio cobijo inmediato y luego a la familia del poeta. El último hijo de Aquiles, Sergio, nació durante ese exilio en La Paz.

Dejó obra hecha en Bolivia Aquiles Nazoa, como Cuentos hispanoamericanos y Diez poetas bolivianos contemporáneos. Cuando cayó Pérez Jiménez, Aquiles retornó a su patria y con el tiempo pudo apoyar en Caracas a quien lo apoyó en La Paz.

No podemos olvidar a Aquiles, de vuelta a la casa, solidario como nadie con la causa de Cuba. Esa causa militante la hizo palabra y dio vuelta al país poniendo al alcance del sencillo pueblo la lucha incansable de la mayor Antilla. Fue comunista Aquiles, no por carné de partido, que lo tenía, sino por esencia de vida, por solidaridad pura, por ni tantico así, como dijo el de la boina con la estrella solitaria. Había residido en Cuba, no se olvida, y estuvo casado con una pariente de José Martí, fallecida muy tempranamente.

No se puede olvidar que Aquiles emprendió una batalla tremenda por la preservación de los juegos de tradición, que la perinola, aún la hecha con latica de jugo, el trompo, las metras, el pisé y el papagayo forman parte de las cosas más sencillas que tanto defendió, y por las que se animó a llegar la televisión. No se puede olvidar a las muñecas de trapo de Aquiles, como tampoco a las de Reverón... algo querían decirnos y ellas, esas muñecas siguen interpelándonos en el tiempo.

En síntesis, hay poderosas razones para no olvidar jamás a Aquiles Nazoa. La más grande de ellas, la gratitud por lo que hizo y por lo que nos dejó de ejemplo para seguir haciendo.

Algunas obras de Aquiles Nazoa:

El transeúnte sonreído 1945.

El ruiseñor de Catuche 1950.

El burro flautista 1958.

Caballo de manteca 1960.

Los poemas 1961

Cuba, de Martí a Fidel Castro 1961.

Mientras el palo va y viene 1962.

Pan y circo 1965.

Caracas física y espiritual 1966.

Humor y amor de Aquiles Nazoa (Antología)1962.

Los humoristas de Caracas 2 volúmenes. 1972

Las cosas más sencillas 1972.

Vida privada de las muñecas de trapo 1975.

Obras completas (UCV) 1978-1983.

Y en la Música...

Son unos cuantos los poemas y textos de Aquiles Nazoa que ha sido tomados por músicos e intérpretes para proyectar el sentimiento del poeta de las cosas más sencillas. Algunos son realmente emblemáticos

1- Guillermina

Este tema parece ser una recopilación que hizo Aquiles sobre testimonios de mujeres que padecieron bajo la dictadura de Juan Vicente Gómez. Sea recopilación o creación está vinculado a Nazoa, y a su estructura musical (malagueña) está vinculado Simón Díaz, pues fue a él a quien Nazoa le presentó el texto para musicalizarlo.

“Guillermina” tiene numerosas versiones, incluyendo una realizada por el uruguayo Alfredo Zitarrosa a la que tituló 'Malagueña'. Sin embargo es la de Simón Díaz la más conocida mundialmente.

 

2- El loco Juan Carabina

El músico e investigador Ignacio Barreto lo plasma magistralmente: “Es una obra que tiene la estructura de una estampida medieval, un género que se caracteriza porque cada verso inicia con una música distinta pero con un final común. Conocida es la anécdota respecto al proceso de creación de esta obra y a la manera cómo celebraron ambos creadores cuando Simón se la presentó a Aquiles. Una imagen perfecta de ese bello invento que es la amistad”.

 

3- El Polo doliente

Son unos cuantos los músicos que se adjudican la melodía de este Polo oriental con letra de Aquiles Nazoa. Incluso el músico chileno José Seves (Inti Illimani) aparece como creador musical. Lo cierto es que el sentido poema de Aquiles fue dedicado por él al músico y Maestro Antonio Estévez. Así lo refiere Ignacio Barreto: “A Antonio Estévez le dedicó el Polo Doliente y éste realizó una obra maestra con el poema. Se trata de una suerte de variaciones sobre el tema del polo. Dada la temática, la obra inicia en una atmósfera sombría, lúgubre hasta que paulatinamente van asomando los motivos del polo tradicional enfrentados al trágico destino del personaje. Sin duda alguna una de las obras cumbres del autor de la célebre Cantata Criolla. Del Polo Doliente hay una versión popular interpretada desde el arraigo por Gualberto Ibarreto. También el grupo chileno Inti Illimani le rinde homenaje a Aquiles con su versión de esta obra”.

Aparte de las citadas por Barreto está la magnifica versión efectuada por Enrique Lafontaine en “Los Negros no hacen silencio” vocalizando el tema Oscar de Jesús Colina.

 

Hay unos cuantos textos de Aquiles Nazoa que han sido musicalizados, como, por ejemplo Bolívar en un libro de lectura, Retablillo de Navidad, Niño y estrella, A la una, Las lombricitas y Los martirios de Colón, entre otros.

En homenaje a Aquiles Nazoa destacan dos hermosos temas venezolanos:

“El Ruiseñor de Catuche”, tema compuesto por Enrique Hidalgo para la voz de Gualberto Ibarreto

 

“El amolador”, tema compuesto por Rafael Salazar, entonado magistralmente por Lilia Vera

 

Credo

Creo en Pablo Picasso, todopoderoso, creador del cielo y de la tierra; creo en Charlie Chaplin, hijo de las violetas y de los ratones, que fue crucificado, muerto y sepultado por el tiempo, pero que cada día resucita en el corazón de los hombres; creo en el amor y en el arte como vías  hacia el disfrute de la vida perdurable; creo en los grillos que pueblan la noche de mágicos cristales; creo en el amolador que vive de fabricar estrellas de oro con su rueda maravillosa; creo en la cualidad aérea del ser humano configurada en el recuerdo de Isadora Duncan abatiéndose como una purísima paloma bajo el cielo del Mediterráneo; creo en las monedas de chocolate que atesoro secretamente debajo de la almohada de mi niña; creo en la fábula de Orfeo; creo en el sortilegio de la música, yo que en las horas de mi angustia, vi el conjuro de la Pavana de Fauré, salir liberada y radiante a la dulce Eurídice del infierno de mi alma; creo en Rainer Maria Rilke, héroe de la lucha del hombre por la belleza, que sacrificó su vida al acto de cortar una rosa para una mujer; creo en las flores que brotaron del cadáver adolescente de Ofelia; creo en el llanto silencioso de Aquiles frente al mar, creo en un barco esbelto y distintísimo que salió hace un siglo al encuentro de la aurora; su capitán Lord Byron, al cinto la espada de los arcángeles, y junto sus sienes un resplandor  de estrellas; creo en el perro de Ulises; en el gato risueño de Alicia en el País de las Maravillas, en el loro de Robinson Crusoe, en los ratoncitos que tiraron del coche de la Cenicienta, en Baralfino caballo de Rolando y en las abejas que labraron su colmena dentro del corazón de Martín Tinajero; creo en la amistad como el invento más bello; creo en los poderes creadores del pueblo; creo en la poesía y en fin, creo en mi mismo, puesto que sé que hay alguien que me ama.

Aquiles Nazoa


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