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    El periodista guatireño Marlon Zambrano, gran estudioso de esta manifestación ritual y festiva ha hurgado mucho buscando fechas aproximadas para el inicio de la tradición.

Habiendo sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial por la Unesco en 2013 la Parranda de San Pedro tanto en Guarenas como en Guatire se mantiene fiel a la celebración.

Habiendo sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial por la Unesco en 2013 la Parranda de San Pedro tanto en Guarenas como en Guatire se mantiene fiel a la celebración, y sobre todo a los postulados que la sustentan.

“¿Cuáles son los instrumentos que están en la parranda de San Pedro?

- Bueno sobre todo el cuatro y la maraca y las cotizas que se utilizan como un movimiento rítmico. O sea que la cotiza hace que el ritmo sea mas fuerte.

¿Y qué son las cotizas?

- Las cotizas son un pedazo de cuero de ganado que sobresalen de los pies como 10 centímetros más o menos de lado y lado que es lo que suena como unas chapaletas pues, que llaman, que suenan fuerte cuando se esta bailando el San Pedro.

¿Y son un instrumento más?

- Eso es un instrumento, prácticamente eso es un instrumento, rítmico, prácticamente es un instrumento rítmico.

¿No lleva tambores la parranda?

- La parranda no lleva tambores, nada más que cuatro, maraca, el canto y sí, las cotizas cuando van a bailar, sí”.

Lo anterior fue declarado por Pedro Manuel Muñóz, destacado músico de Guatire, quien fue un valioso sanpedreño y parrandero e hizo muchos aportes a esta manifestación que fuera declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2013. Pedro Manuel Muñóz, a quien llamaban cariñosamente 'Pepe', no alcanzó a ver materializado el sueño grande de la Declaratoria pues falleció en diciembre de 2012. Su legado y aportes perduran.

El detalle de las cotizas en la Parranda de San Pedro de Guarenas y Guatire es importante porque si bien es cierto que la parranda no tiene tambores, sí tiene un elemento de percusión, precisamente las cotizas, transformadas en tales al asir de las alpargatas el cuero de ganado. Son vistosas, llamativas y el sonido que producen es realmente particular, único, pero no son las cotizas lo único notable de esta manifestación. Hay más. Mucho más.

”Juega chapa con los negros y descubre a los tramposos".

Nada mejor que acudir a la definición que hace el Centro de la Diversidad Cultural de Venezuela, organismo que investiga, comunica y elabora con las comunidades lo que se transforma en los expedientes de postulación que irán a la Unesco.

En su extraordinario portal web http://www.diversidadcultural.gob.ve

Se lee: “La Parranda de San Pedro es una manifestación popular de carácter ritual y festivo. Aunque imprecisa, su primera referencia histórico-documental ubica su origen a principios del siglo XIX.

Los preparativos de la festividad se inician varios meses antes de junio, cuando los parranderos agrupados en comparsas, ensayan música, cantos y bailes, renuevan el vestuario y designan las personas que van a encargarse de las actividades preparatorias.

En la tarde de cada 28 de junio, los miembros de cada Parranda vistiendo su ropa cotidiana, encierran sus respectivas imágenes de San Pedro en las Iglesias de Santa Cruz de Pacairigua, de Guatire, y en la Catedral de Nuestra Señora de Copacabana, de Guarenas, iniciándose el Velorio con el canto de coplas alusivas al Santo que se prolonga hasta las doce de la noche.

El 29 de junio, día de San Pedro, después de haber escuchado la misa cantada en la Iglesia y recibido el “permiso” y la bendición del sacerdote para que la imagen del Santo salga, los parranderos, todos del género masculino, con el rostro pintado de betún negro y ataviados de forma característica, junto a la comunidad desbordan las calles con alegría y entusiasmo. Entonan coplas y danzan al ritmo de la música, “bailando” la imagen de San Pedro con el objeto de rememorar la tradición oral según la cual el Santo sanó a la hija enferma de la esclavizada María Ignacia. Durante el resto del día, visitan casas de viejos parranderos que han contribuido al legado histórico y cultural de la manifestación, así como de promeseros que abren sus hogares al Santo y a los parranderos.

Las mujeres participan en la preparación y celebración de la fiesta organizando reuniones para instruir a las jóvenes generaciones en la práctica de este elemento del patrimonio cultural, ornamentando las iglesias, vistiendo a las imágenes del santo y cocinando platos tradicionales. Durante la festividad, los parranderos, junto con sus familias, vecinos y otros adultos y niños de las comunidades, se reúnen para compartir todos juntos momentos de alegría. Esas reuniones sirven para celebrar el espíritu comunitario, la energía y la satisfacción de los parranderos, así como la vitalidad de una tradición que simboliza y reafirma el espíritu de lucha contra la injusticia y las desigualdades.

Unesco

 

El periodista guatireño Marlon Zambrano, gran estudioso de esta manifestación ritual y festiva ha hurgado mucho buscando fechas aproximadas para el inicio de la tradición. “Investigaciones recientes dan fe de que si esta festividad hubiese sido anterior al siglo XIX, la habría registrado el Obispo Mariano Martí en su minucioso informe de pueblos, luego de su visita a estas localidades en 1784. Por otra parte, en el inventario de la iglesia de Guatire que Martí supervisó detalladamente y que dejó en sus registros, la imagen de San Pedro ni siquiera se encontraba entre sus posesiones. Un inventario posterior, en 1806, tampoco la nombra. Solo en la documentación parroquial que habla de las pertenencias de las haciendas, donde se verifican dueños, esclavos, muebles e inmuebles de ese período, se han encontrado imágenes de santos patronos, incluso San Pedro. En otras palabras, es muy probable que la devoción surgiera en una hacienda donde el esclavo era sometido por órdenes papales al adoctrinamiento católico y donde se le permitía construir nichos y altares para festejar a las imágenes santas, hábilmente relacionadas por los negros con los dioses africanos que dejaron sus ancestros en la tierra madre”

Zambrano ahonda en el contexto del milagro: “Lo que no deja de tener valor es la posibilidad de que entre los valles de Guarenas y Guatire de los años 1800, donde la intermitencia de un río y una vereda polvorienta separaba a las haciendas productoras de caña de azúcar, tabaco y añil y el precario punto de encuentro lo constituían los pequeños nichos que albergaban a una deidad ordenada por el Sínodo Diocesano y donde el contacto vecinal se limitaba básicamente a las relaciones comerciales, surge, según algunas de las más serias investigaciones, la veneración a San Pedro Apóstol, el que abre las puertas del cielo, tras un milagro concedido a una negra esclava. La tradición oral insiste en la tesis de que la veneración al Santo se inicia cuando una esclava, al parecer dedicada a las labores domésticas de la "casa grande", halló a su pequeña hija gravemente enferma de un mal desconocido, de los cuales eran víctimas los esclavos por las condiciones infrahumanas de vida que enfrentaban habitando en barracas, en completo hacinamiento y precarias condiciones higiénicas. Luego de descartar las posibilidades inmediatas de curación, como remedios caseros y la intervención del curandero, optaron por recurrir a la posibilidad divina de un milagro, entregándole su hija al Santo a cambio de festejarlo de la manera más auténtica que tenían: bailándole y cantándole como acostumbraban sus ancestros africanos. El milagro se hizo y la pequeña sanó, por lo tanto había que pagar el favor concedido el 29 de junio, día adjudicado por la Iglesia Católica a la veneración de San Pedro y San Pablo. Ese día, al parecer, María Ignacia preñada enfermó, por lo que le pidió a su marido Domitilo que utilizando la indumentaria femenina fuera frente a la imagen a bailarle y a cantarle. Así lo hizo y desde ese momento y ante el asombro del resto de la comunidad esclava al conocer el milagro y como expresión de solidaridad y alegría, los jornaleros del resto de las haciendas cercanas se fueron sumando año tras año a la conmemoración de la gracia celestial, que logró afianzarse en el imaginario colectivo y convertirse, posiblemente, en una forma conmemorativa y a su vez en un mecanismo de protesta frente a las atrocidades del régimen esclavista”.

Un día, dispuestos a la guasa, los esclavos le pidieron a sus amos algunas mudas de ropa vieja para usar en sus fiestas, y estos, siguiendo el juego, les entregaron viejos levitas y pumpás para que los lucieran frente a la imagen del Santo con sus cantos rituales y sus "raros" movimientos, y para completar, les concedieron trozos de cuero de ganado para que les sirvieran de zapato, a lo que la inventiva le agregó versos reivindicativos: "Con la cotiza dale al patrón / Vuélvelo polvo sin compasión".

Coplas

Otro detalle que no escapa a quienes acuden los 29 de junio a Guarenas o a Guatire a parrandear con San Pedro es la limpieza del canto, la copla sana, gregaria, alegre, como una suerte de crónica que año a año va quedando para la historia de estas ciudades y de toda la zona.

Las coplas no pueden ser ofensivas sino festivas. Siempre se las improvisa bien sea para rendir homenaje a algún personaje, para elogiar o para referirse a algún acontecimiento. Y aunque cada año se renuevan esas letras, algunas coplas son legendarias:

“San Pedro como era calvo/ lo picaban los mosquitos/ y su madre le decía ponte el gorro, Peruchito”

“El San Pedro de mi tierra/ es un santo milagroso/ ”Juega chapa con los negros y descubre a los tramposos".

“A todos los parranderos/ y a todita la nación/ y en el pueblo de Guarenas/ la parranda del patrón”

https://campanariourbano.com/imagen-san-pedro-guarenas/

“Dos cosas tiene Guatire que no las tiene otro pueblo/ la rica conserva de cidra/ y la Parranda de San Pedro”

 

Vigencia

Habiendo sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2013 la Parranda de San Pedro tanto en Guarenas como en Guatire se mantiene fiel a la celebración, y sobre todo a los postulados que la sustentan. Por un lado está la práctica ritual religiosa, la devoción, el pago de promesas, la reivindicación permanente de un milagro, y por el otro lado está la fiesta misma, sus formas y sus cantos fuera de la iglesia.

El legendario milagro de San Pedro, el apóstol, no fue hecho a un blanco, fue hecho a una mujer negra, esclavizada sirviendo en lo que correctamente está definido como la “casa grande”, es decir dentro de la casa del esclavista, en la hacienda. Para estar dentro de esa Casa Grande el esclavizado debía tener algunos atributos dada la permanente discriminación de los amos. Se sabe que escogían a esclavizados fuertes y recios y a esclavizadas bonitas y gratas, que muchas veces fueron violentadas en sus cuerpos por el señor de la hacienda. No parece haber sido el caso de María Ignacia, quien tenía a su compañero, Domitilo y tenía varios hijos. Pero la discriminación, la vejación, el intento de alejar al africano de su propia historia fueron ultrajes en sí mismos. La Parranda de San Pedro de Guarenas y Guatire, esa que nos permite ver hoy en día que los blancos se pintan de negro para acercarse a la historia y a la reivindicación es la que centra en los niños y niñas las bendiciones y en el betún la señal de la buena suerte.

Personajes

María Ignacia

La María Ignacia es representada por un hombre vestido de mujer. Se cree que por estar la esclava imposibilitada para bailar el día de San Pedro, como lo había prometido, su marido tomó su lugar utilizando también sus ropas. Así mismo, lo siguió haciendo al morir María Ignacia. Usa amplia falda y cota floreada multicolores. Lleva un sombrero de cogollo y un par de moños de mecate. También un abdomen abultado por un relleno simulador del embarazo. El rostro tiznado de negro humo y betún. Carga en sus brazos una muñeca de trapo que representa a Rosa Ignacia.

Sanpedreños

Representan a los esclavizados. Visten levita de color negro aludiendo a la herencia a la que son fieles. Llevan pañuelos anudados al cuello, amarillos y rojos. Adornan sus cabezas con sombreros pumpás o de copa, como son conocidos. En los pies llevan cotizas o chapaletas de cuero de ganado o suela que a la vez sirven como instrumento musical para producir un sonido seco durante el baile. Llevan el rostro pintado con betún y cargan los instrumentos musicales de la parranda: cuatro,maracas y, claro, las cotizas. Los sanpedreños siempre llevan levitas. Uno de ellos va al frente de la parranda indicando el camino con una bandera bicolor ( amarilla y roja ) y otro lleva la pequeña imagen del santo en el caso de Guatire, donde hay varias comparsas identificadas como una sola parranda. En Guarenas el San Pedro es una sola imagen que descansa en la Catedral de la ciudad.

Los tucusitos

Son un par de niños que en la parranda acompañan a María Ignacia y hacen las veces de sus hijos. Visten trajes, alpargatas y gorro bicolor, amarillo y rojo, en forma vertical, ocupando cada uno de estos colores la mitad del cuerpo de los niños. Tales colores simbolizan los dos principales partidos políticos surgidos después de 1830: Conservadores, en color rojo y los liberales en amarillo. En los niños se simboliza también la resolución de un conflicto político, al unirse los colores.

 

El pueblo

Detrás de estos personajes marcha el pueblo, tanto el de Guarenas como el de Guatire y con el pueblo va la alegría, el recuerdo, la gastronomía, la fe y la esperanza en que siempre habrá mejores días para las manifestaciones culturales precisamente, de los pueblos.


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