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    Anualmente, más de 280 millones de toneladas de productos plásticos de vida corta terminan en la basura y puede tardar cientos de años para descomponerse.

El Pnuma publicó una hoja de ruta para reducir la contaminación en un 80 por ciento a partir de ahora hasta el año 2040.

El plástico es un material que no se biodegrada, en comparación con otros, siendo diversas las consecuencias que se derivan de su uso indiscriminado, entre ellas la contaminación de los océanos, afectar la cadena alimentaria y acabar con la vida silvestre.

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El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) ya había advertido en su momento que, durante la pandemia de la Covid-19, el uso de plásticos se disparó de tal forma que, en algunos países, los sistemas de reciclaje colapsaron.

De acuerdo con el ente, anualmente, más de 280 millones de toneladas de productos plásticos de vida corta terminan en la basura y puede tardar cientos de años para descomponerse.

En 2021, publicó un estudio en el que se alertaba que la contaminación por plásticos en los ecosistemas acuáticos creció considerablemente en los últimos años y prevén que “se duplique para 2030, con consecuencias nefastas para la salud, la economía, la biodiversidad y el clima”.

Ante esta situación, el Pnuma compartió en mayo pasado un informe en el que indica una serie de medidas concretas para hacer frente a la contaminación por plásticos.

Se trata de una hoja de ruta para reducir la contaminación en un 80 por ciento a partir de ahora hasta el año 2040.

Acabar con la contaminación por plástico

El documento se titula Cerrando el grifo: cómo el mundo puede acabar con la contaminación por plásticos y crear una economía circular, y plantea que es posible conseguir el objetivo si los países y empresas implementan cambios profundos en sus planes de acción y en los mercados mediante las tecnologías existentes.

La directora ejecutiva del Pnuma, Inger Andersen, señaló en su momento que la forma en que se producen, utilizan y eliminan los plásticos “está contaminando los ecosistemas, creando riesgos para la salud humana y desestabilizando el clima".

"La gente de las naciones y comunidades más pobres es la que más sufre, como ocurre en toda la triple crisis planetaria de cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación”, dijo la funcionaria.

Además, afirmó que este material se ha convertido en desastroso “al menos en la forma en que lo utilizamos".

Mercado circular

En aras de reducir la contaminación por plástico en un 80 por ciento para 2040, el informe plantea varios cambios necesarios en el mercado:

- Reutilizar: incluyendo las botellas rellenables, dispensadores a granel, sistemas de depósito y devolución, entre otros; la reducción sería de un 30 por ciento.

- Reciclar: el documento sostiene que el reciclaje debe convertirse en la empresa más estable y rentable.

- Reorientar y diversificar: se insta a sustituir los productos, como envoltorios de plástico, bolsitas y artículos de comida, por unos fabricados con materiales alternativos como el papel u otros que sean biodegradables, lo que supondría una disminución del 17 por ciento de la contaminación.

Aplicando estas medidas, y haciendo una proyección hacia el 2040, todavía es necesario tratar con 100 millones de toneladas métricas de plásticos procedentes de productos que son de un solo uso y de vida corta.

Pero esto se puede manejar aplicando normas para la eliminación segura y eficaz, según el ente, responsabilizando a quienes fabrican los productos que desprenden microplásticos y prohibiendo las exportaciones de residuos plásticos.

Hacer el cambio a una economía circular supone un ahorro de 1,27 billones de dólares, considerando los costes e ingresos por reciclaje. Además, generaría un aumento de 700.000 puestos de trabajo.

“Otros 3,25 billones de dólares se ahorrarían gracias a factores externos como la mejora de la salud y el clima, la disminución de la contaminación atmosférica y la degradación de los ecosistemas marinos y los costes relacionados con litigios”, destaca una nota informativa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El Pnuma ha reiterado la necesidad de un cambio hacia enfoques circulares, así como las prácticas sostenibles de consumo y producción, y que haya una mayor conciencia por parte del consumidor a fin de realizar elecciones más responsables en esta área para aportar aún más en la protección y recuperación del planeta.


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