La Cámara de Diputados de Brasil aceptó la petición de un juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff, que ahora debe ser discutido en el pleno de la cámara.
El sitio web de teleSUR en Español entrevistó en octubre pasado al analista político brasileño Beto Almeida, y esto fue lo que dijo:
Para lograr el cometido, la Cámara de Diputados debe someter la medida a votación y obtener 342 votos favorables, como lo indica la Constitución, pero en vista de que esto no lo lograrían, la derecha pretende aplicar la medida con la mayoría simple.
De forma que para lograr el juicio político, estarían dispuestos a dar un golpe a la democracia.
A consideración del analista político brasileño, Beto Almeida, la derecha de ese país busca desfigurar la democracia al querer implementar esta maniobra baja contra Rousseff, sin embargo, dijo en entrevista exclusiva para la página digital de teleSUR que él ve poco posible que se logre aplicar ese golpe.
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“Ellos quieren hacer una trampa, es decir, bajar el quórum para poder abrirle un proceso a la Presidenta. Esto es un tremendo absurdo, pero la gente que quiere un golpe no tiene noción por los derechos democráticos que Brasil está viviendo”, sentenció.
Panorama de Brasil si se diera el juicio político
Aunque las probabilidades de que se dé el juicio político contra Rousseff son lejanas, cabe preguntarse ¿Qué pasaría si eso ocurriera?
Almedia recalcó que Brasil se vería afectado con la interrupción de un proceso en materia de salud, acceso a programas sociales, el consumo de electricidad, que en pleno siglo XXI ha podido ser disfrutado por 20 millones de brasileños.
También afectaría la repartición de la renta y la riqueza que actualmente sigue estando muy concentrada. El impacto en la situación económica del país sería sustancial, debido a que se desvalorizaría el salario mínimo, la capacidad de compra y consumo de la gente.
“Para que todos estos beneficios fuesen disfrutados, se tuvo que implementar un programa de Gobierno y ese es el de Dilma junto al Partido de los Trabajadores (PT)”, sostuvo Almeida.
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¿Qué le molesta a la oposición de Dilma?
Almeida asegura que los intereses que tiene la oposición están muy sintonizados con los de las transnacionales porque Brasil juega un papel muy importante para fortalecer el proceso de integración latinoamericana y la articulación de un grupo de países que se organizan en torno a los BRICS.
Explicó que las las grandes empresas están interesadas en sacar a Dilma del poder debido a que ella le ha dado continuidad a una serie de políticas que han sido planteadas por el expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva, especialmente en el área del petróleo, como es el caso de que cualquier transnacional que vaya a Brasil tiene que ser socia de Petrobras, además de que la renta del rubro es destinada a la educación, salud y tecnología.
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Otra de las “razones” por la que la derecha brasileña quiere que la mandataria salga del poder tiene que ver con que le ha da continuidad a una serie de políticas que amplio la presencia de derechos laborales, distribución de rentas y programas sociales que permite a los sectores más humildes de la sociedad, como campesinos, la posibilidad de acceso a una vivienda popular, a escuela pública y a la universidad de manera gratuita.
“Eso es considerado por la oligarquía y sectores más pudientes como una especie de privilegio, pero es una locura porque ellos siempre fueron explotados y ahora tienen derechos de vivir, comer, tener acceso a la escuela y de salir del mapa del hambre de la ONU”, recalcó Almeida.