Cientos de miles de ciudadanos de Oriente Medio y del Norte de África atraviesan largos caminos para llegar a los países europeos en la búsqueda de un destino que provea condiciones mínimas de seguridad y estabilidad.
En este contexto encontramos a Thiambou Laye, un joven senegalés residenciado en Madrid, que utiliza Youtube como una herramienta para contar las dificultades y contradicciones con que los migrantes africanos se encuentran al tener que partir de sus países.
En entrevista dada al diario español El Salto, Thiambou narra sus esfuerzos por la reivindicación de la identidad africana en un país como España. Afirma que su "idioma es lo más importante que tengo. El español no es mi idioma, sería falso pretenderlo".
La masiva ola de refugiados ha sido calificada por distintas organizaciones no gubernamentales como el éxodo global más grande que ocurre desde la Segunda Guerra Mundial. En un informe de el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) a finales de 2015, 65,3 millones de personas fueron desplazadas forzosamente en todo el mundo.
De esos desplazados, "uno de cada dos procede de Siria, Afganistán o Somalia".
El mismo medio reseña datos provistos por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que refiere datos de 2016. Según la organización, 4.699 personas perdieron la vida atravesando las rutas de refugiados para llegar al continente europeo.
#CrisisMigratoria | Más de 180.000 personas se encuentran en condición de refugiados tras huir de las guerras https://t.co/jIUZCTQETJ pic.twitter.com/sSlLEbztJA
— teleSUR TV (@teleSURtv) October 14, 2017
Los videos son hablados en español y en wolof, una lengua hablada en Senegal. Laye cuenta que no todos los diálogos son subtitulados, solo algunos de ellos, porque quiere que las personas interesadas en acercarse a África (en referencia a los europeos) se adapten a África y "no solo los africanos a Europa".
Ante esta tragedia mundial, Europa ha dado la espalda. Se ha impuesto la persecución como política. Se han endurecido los controles de vigilancia en las fronteras y se ha prohibido la llegada de barcos y navegaciones a puertos europeos.
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