• Telesur Señal en Vivo
  • Telesur Solo Audio
  • facebook
  • twitter
El prócer independentista cubano Antonio Maceo fue un incansable luchador por la libertad de Cuba.

El prócer independentista cubano Antonio Maceo fue un incansable luchador por la libertad de Cuba. | Foto: @raulcampin

Publicado 7 diciembre 2022



Blogs


En su brillante carrera militar, Maceo transitó desde soldado hasta mayor general y segundo jefe del Ejército Libertador.

Este 7 de diciembre los cubanos conmemoran los 126 años de la muerte del prócer independentista Antonio Maceo, quien falleció a la temprana edad de 51 años.

LEA TAMBIÉN: 

¿Qué significa el desembarco del Granma en la historia de Cuba?

Maceo murió en la tarde del 7 de diciembre de 1896 producto de las heridas de balas en su cuerpo recibidas durante un enfrentamiento contra el Ejército español en San Pedro, Punta Brava, en el occidente de Cuba.

“Esto va bien”, fueron sus últimas palabras antes de exhalar su último aliento, dejando atras un legado de amor a su Patria, que lo vio nacer por Santiago de Cuba, y de fe inquebrantable en la independencia de su Isla.

Medio siglo antes de su partida, Antonio Maceo Grajales nació el 14 de junio de 1845 en el municipio San Luis, provincia de Santiago de Cuba. Con solo 23 años se unió a la gesta independentista cubana en 1868, liderada por el Padre de la Patria cubana, Carlos Manuel de Céspedes.

De una familia de 12 hermanos, había aprendido a manejar las armas de manos de su padre Marcos Maceo, mientras que su madre, Mariana Grajales, le inculcó la disciplina que llevaría sobre sus hombros en la vida en las tropas del Ejército Libertador. De la madre de los Maceo aprendió también el temple, el coraje.

Su compañero de luchas, el Apóstol de Cuba, José Martí, describía una ocasión en la que Antonio Maceo llegó a las manos de su madre gravemente herido: “Fue un día en que traían a Antonio Maceo herido; le habían pasado de un balazo el pecho: lo traían en andas, sin mirada, y con el color de la muerte”.

“Las mujeres todas, que eran muchas, se echaron a llorar, una contra la pared, otra de rodillas, junto al moribundo, otra en un rincón, hundido el rostro en los brazos. Y la madre, con el pañuelo a la cabeza, como quien espanta pollos echaba del bohío a aquella gente llorona: “¡Fuera, fuera faldas de aquí! ¡No aguanto lágrimas!”, escribió Martí.

Entre las batallas en las que participó durante la conocida Guerra de los Diez Años, el hecho histórico que demostró la intransigencia revolucionaria del Lugarteniente General Antonio fue la Protesta de Baraguá, el 15 de marzo de 1878.

El Pacto del Zanjón, firmado el mes anterior por varios luchadores independentistas, proponía entregar las armas para alcanzar una paz, pero sin independencia. Maceo se opuso a ello y, en entrevista con el General español Arsenio Martínez Campos, afirmó: “No acepto deponer las armas sin haberse proclamado la independencia de Cuba ni la abolición de la esclavitud”.

Y no aceptó. No claudicó. La lucha armada continuaría en Cuba. “En el momento en que aquella lucha de diez años iba a terminar, surge aquella figura, surge el espíritu y la conciencia revolucionaria radicalizada, simbolizada en ese instante en la persona de Antonio Maceo”, destacaba Fidel Castro sobre el conocido “Titán de Bronce”.

Luego de fracasar la guerra por falta de unidad entre las entonces fuerzas combatientes, además de otros factores, Maceo viaja a Jamaica. Luego lo hace a Costa Rica, donde se encuentra con Martí en 1893 para reanudar la lucha en Cuba. El Apóstol sabía, y así lo expresó, que Maceo tenía “tanta fuerza en la mente como en el brazo”.

Tras un período conocido como Tregua Fecunda o Reposo Turbulento, en el que se organizó una nueva guerra en la Isla, Maceo regresa a Cuba en una embarcación el 1 de abril de 1895 para participar en la Guerra de 1895. El Titán de Bronce fue investido con el cargo de Lugarteniente General de las armas cubanas (segundo al mando).

En la nueva contienda fue protagonista, junto al mayor general y jefe del Ejército Libertador, Máximo Gómez, de una proeza militar en la historia de Cuba: la invasión de Oriente a Occidente, con la que pondrían en pie de guerra a toda la nación.

Entre 1895 y 1896 desarrolla su labor en la provincia de Pinar del Río y, cuando se dirige hacia La Habana de paso rumbo a la zona de Las Villas para reunirse con Gómez, ocurre el combate en San Pedro, municipio de Punta Brava, que acabó con la vida de uno de los próceres independentistas cubanos más destacados, hace 126 años.

Hasta sus enemigos tuvieron para su personalidad y sus dotes militares, palabras de elogio. Quien fuera capitán general español en la Isla de Cuba y general de los ejércitos realistas, Arsenio Martínez Campos, se refirió sobre Maceo con encomio, admiración incluso:

"Creí habérmelas con un mulato estúpido, con un rudo arriero; pero me lo encuentro transformado no solo en un verdadero general capaz de dirigir sus movimientos con tino y precisión, sino un atleta que, en momentos de hallarse moribundo en una camilla, es asaltado por mis tropas, y abandonando su lecho se apodera de un caballo, poniéndose fuera del alcance de los que lo perseguían...", escribió Martínez Campos en carta dirigida nada menos que al rey de España.

“Firme es su pensamiento y armonioso, como las líneas de su cráneo. Su palabra es sedosa, como la de la energía constante y de una elegancia artística que le viene de su esmerado ajuste, y de idea cauta y sobria”. Así lo describía José Martí. Así recuerda Cuba este 7 de diciembre a su “Titán de Bronce”.


Comentarios
0
Comentarios
Nota sin comentarios.