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Padres, madres y cuidadores deben tener claro que no se trata de hacer por ellos las tareas, sino orientarlos y motivarlos durante su realización.

Padres, madres y cuidadores deben tener claro que no se trata de hacer por ellos las tareas, sino orientarlos y motivarlos durante su realización. | Foto: teleSUR

Publicado 14 julio 2020



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La educación en los hogares ante la Covid-19 se ha convertido en un espacio para fortalecer la comunicación familiar.

Con el nuevo coronavirus, las actividades escolares de niños, niñas y adolescentes se trasladaron a los hogares, donde padres, madres y cuidadores se han convertido en su apoyo ante la nueva modalidad educativa en medio de la pandemia.

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En este sentido, la oficial de educación del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Marta Navarro, explica que, si bien los padres no deberían convertirse en sustitutos del docente, su responsabilidad es apoyar y brindar herramientas que faciliten a sus hijos el cumplimiento de las actividades académicas.

"Nuestro rol es estar disponibles, atender dudas de manera que garanticemos que pueden avanzar con las tareas y que puedan aprender aunque la educación ocurra desde casa. Confiemos en que somos quienes mejor conocemos a nuestras niñas y niños, y estemos atentos a lo que nos quieren preguntar, a cualquier cambio de comportamiento o a preocupación que tengan", señaló Navarro.

Para lograr esta tarea, Unicef sugiere que se deben tomar una serie de acciones que puedan contribuir al correcto desarrollo de las tareas escolares.

Planificar

Un primer paso es establecer horarios y espacios adecuados para optimizar el tiempo dedicado al desarrollo de las tareas escolares. En este caso, sugiere que se debe establecer un horario familiar que permita a los adultos “organizar las actividades que desarrollan en casa”, mientras que “a los niños y niñas les permita anticipar lo que ocurrirá durante el día”.

Esta estructura genera mucha tranquilidad, seguridad y estabilidad, según Unicef, a los más pequeños. Además, el horario debe ser realista y elaborarse conjuntamente, en tanto, “debe ser conocido por todas las personas de la familia, si el niño o niña no sabe leer podemos poner un dibujo para que sepan lo que viene en cada momento. Este horario se puede modificar dependiendo de las necesidades que tengamos".

Dar forma al horario

Los padres pueden implicar a los niños en las tareas del hogar. I Foto: Unicef

El horario de tareas escolares en casa debe estar orientado hacia las actividades docentes y contener otras acciones como aseo e higiene, en función de prevenir el contagio de la Covid-19.

Igualmente, incluir “tiempos de comida con una alimentación saludable, y aprovechar estos momentos en la mesa para tener interacción positiva dentro de la familia”, así como contemplar la actividad física “ya que a los niños y niñas les ayuda en su desarrollo físico y motriz y a los adultos les permite desechar emociones negativas que se han acumulado después de tantas semanas de encierro”.

De acuerdo con las autoridades de Unicef, esta planificación debe contener tareas y acciones específicas, como tiempos de sueño y descanso para que los niños repongan energía; registro de todo lo que ha ido aprendiendo en el día; integración en las tareas del hogar para que sientan que también es su responsabilidad como parte de la familia y que todos participan.

Asimismo, se deben incluir actividades de entretenimiento, pues “estos espacios permiten a los adultos sentirse bien y atender a los niños y niñas de mejor manera”, mientras que los más pequeños podrán “expresar emociones negativas que hayan podido acumular en este tiempo como el miedo al contagio, la incertidumbre de no saber cuándo va a salir o volver a la escuela, o la tristeza de no ver a sus amigos”.

En el caso de los adolescentes, su momento de ocio puede estar más vinculado a las redes sociales o videojuegos, por tanto, “es necesario negociar esos tiempos, poner límites y revisar si los contenidos y aplicaciones son adecuados para sus edades”.

Apoyar en la realización de tareas

De acuerdo con Navarro, es importante que padres, madres y cuidadores, tengan claro que no se trata de hacer por ellos las tareas que se les dificultan, pues con ello el mensaje que reciben es "yo hago esto por ti porque tú no puedes".

En cambio, si ellos se vuelven protagonistas de su propio aprendizaje, el mensaje sería distinto: "Inténtalo, quizá no sea a la primera, pero tú puedes. Este punto es clave porque empezamos a construirle su autoestima y eso determina cómo enfrentarán los retos a lo largo de la vida".

En este sentido, proponen organizar, con los más pequeños, el momento de las tareas, estructurando en una tabla de qué manera y en qué orden las van a hacer.

Sobre los adolescentes, a estos “se les puede ayudar a priorizar las actividades según la fecha de entrega y lo que les cueste desarrollarla. Lo mejor es empezar por la más difícil, ya que están menos cansados”.

En cuanto a la resolución de dudas y preocupaciones escolares, la Unicef propone brindarles herramientas para que ellos las puedan resolver de manera autónoma, y “usar nuestra red de contactos si no tenemos la respuesta”,  mientras que la motivación “es una responsabilidad que los padres y madres pueden asumir con imaginación, creatividad y comprensión”.

"Con los más pequeños podemos convertir una tarea en una aventura infantil y con los adolescentes debemos promover técnicas de estudio como subrayar un texto, hacer resúmenes, y esquemas, que se auto pregunten detalles del texto que tienen que estudiar", asegura.

Por otra parte, enfatizan en la importancia de poner especial atención al plano emocional de niños, niñas y adolescentes.

Al respecto, reiteran que es relevante ser conscientes de que “nuestros niños y niñas hace mucho que no ven a los amigos de la escuela, a los docentes, a parte de la familia, o a otros amigos y eso les desmotiva. Debemos tener paciencia y una actitud bien positiva, aunque la carga académica sea alta, y tratemos de no desacreditar al docente".


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