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El empleo de los aceites de cocina como carburantes ha desencadenado impactos negativos en las familias europeas de escasos ingresos.

El empleo de los aceites de cocina como carburantes ha desencadenado impactos negativos en las familias europeas de escasos ingresos. | Foto: RT

Publicado 23 junio 2022



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Según T&E, en el último quinquenio, el 58 por ciento de aceite de colza y el 9 por ciento de girasol se quemaron como diésel en transportes del continente europeo.

La organización ecologista Transport & Environment (T&E) hizo público los resultados de un estudio, donde asegura que diariamente en Europa se reemplazan más de 17.000 toneladas de aceite de girasol y de colza por combustible diésel, comparable con casi 19 millones de botellas de aceite de cocina.

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El informe de la asociación condena el empleo de los aceites comestibles de origen vegetal como diésel, en el actual contexto de la crisis alimentaria agravada por el conflicto en Ucrania. De este país proviene cerca del 40 por ciento del aceite de girasol que consume el mundo, además de que es el mayor suministrador de aceite de colza para las naciones europeas.

Según el texto, el 58 y el 9 por ciento de todo el aceite de colza y de girasol, respectivamente, que se ha consumido en un rango de cinco años, ha terminado en los tanques de automóviles y camiones, principalmente de la Unión Europea y Reino Unido.

A esto se suma el procesamiento en combustible del 50 por ciento del aceite de palma importado y el 32 por ciento de aceite de soya. Estos datos equivalen al uso de 14 millones de botellas diarias de estos alimentos básicos como diésel.

T&E asegura que el empleo de los aceites de cocina como carburantes, ha incidido en el incremento de los precios de los alimentos en el mercado internacional, con impactos negativos en familias europeas de bajos ingresos y que habitan en las zonas más ricas del continente. En el caso concreto del precio del aceite, el informe detalla que comenzó su ascenso en 2021, obligando a la India a tomar medidas para conservar su estatus de segundo consumidor de aceite en el mundo.

Los expertos alertan de los riesgos de emplear aceite de origen vegetal como combustible, por los impactos negativos que puede traer al medio ambiente, al desarrollo de la agricultura e incluso, a los propios automóviles. A esto se suma que el ciclo de vida de los aceites vegetales, puede ser peor que el de los combustibles fósiles.

El informe de T&E coincide con otro, publicado recientemente por la Organización de Naciones Unidas (ONU), donde subraya que “la comida nunca debe ser un lujo; es un derecho humano fundamental. Y, sin embargo, esta crisis puede convertirse rápidamente en una catástrofe alimentaria de escala mundial”.

Asimismo, el ente internacional prevé que el incremento de los precios de alimentos y combustibles a escala internacional en 2022, afectarán a cerca de 180 millones de personas en decenas de países; mientras para 2023 pronostica que 19 millones padecerán desnutrición crónica.

En este sentido, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) advirtió hace unos meses que los precios internacionales de los alimentos podrían aumentar entre un ocho y un 22 por ciento por encima del nivel actual, “ya alto”.


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