La crítica y humor de Charles Chaplin en cinco películas

El 25 de diciembre de 1977, falleció Charles Chaplin a los 88 años de edad en la ciudad de Vevey, Suiza, quien a lo largo de su carrera artística pudo plasmar a través del humor una crítica social a las desigualdades sociales y económicas de su era.

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Charles Chaplin es uno de esos nombres que quedaron bordados en oro en la historia del cine. Nacido en Inglaterra, en 1889, como Charles Spencer Chaplin fue un actor, humorista, compositor, productor, guionista, director, escritor y editor.

Sus increíbles interpretaciones en la pantalla grande, acompañado a su particular vestuario y movimientos, hicieron del humor un género referente dentro del cine mudo.

Al día de hoy es considerado como uno de los principales íconos del séptimo arte.

Chaplin dio grandeza y luminosidad al cine en un periodo de entreguerras, mientras que sus películas, combinación de comedia y sentimentalismo, han influenciado a muchas generaciones de cineastas y conquistado el corazón de millones de espectadores.

Entendamos la obra del maestro del gag a través de cinco películas emblemáticas dentro de su carrera.

El inmigrante

El inmigrante (1917) es un cortometraje esencial en la filmografía de Chaplin que ofrece una visión satírica y crítica sobre el problema de la inmigración. Esta obra cinematográfica corresponde a los inicios de su carrera y su historia se centra en la odisea de unos inmigrantes que se dirigen a Nueva York en la búsqueda del “sueño americano”.

El chico (1921)

Es una de las películas más importantes de la filmografía del cineasta ya que aporta una enseñanza muy importante: la lucha ante la adversidad. Los protagonistas tratan de sobrevivir y pasan muchas necesidades, pero ambos son felices trabajando como cristaleros. Es una obra esencial dentro del repertorio de Chaplin porque nos alerta sobre la importancia de las relaciones entre padres e hijos a lo largo de la vida.

Tiempos modernos (1936)

Una cinta sobre las consecuencias de la revolución industrial y la deshumanización del hombre. La era de las máquinas narrada a través de los ojos de Charlot, un obrero más dentro de los millones de personas que trabajan en las fábricas de todo el mundo. El filme fue tan necesario en el siglo XX como lo es en el XXI, ya que supone un canto en la lucha contra la pobreza, la desigualdad, el desempleo y la intolerancia política.

El gran dictador (1940)

Está considerada como su obra maestra. Aunque en esta etapa Chaplin seguía deleitando a su público con filmes silentes, el genio del gag se doblegó ante un mundo lleno de ruido. Este producto fue una sátira que pone en el punto de mira a los regímenes fascistas y el ascenso de Hitler al poder. El propio Chaplin se pone en la piel de un barbero judío y también hace del Führer alemán, haciendo de este una crítica en profundidad.

Monsieur Verdoux (1947)

Película donde Chaplin adoptó un nuevo papel, totalmente diferente al vagabundo presente en la mayor parte de su obra cinematográfica. En esta película Chaplin deja a un lado el personaje de Charlot para convertirse en Henri Verdoux, un hombre que había trabajado en un banco durante años y, tras ser despedido, se convierte en un conquistador de mujeres millonarias para después asesinarlas y quedarse con su fortuna.

Un rey en Nueva York (1957)

Con este filme Charles vuelve a la dura crítica  a la sociedad, especialmente a la norteamericana. En esta película Chaplin también abandona el personaje del vagabundo para transformarse en el Rey Igor Shahdov, que llega a Nueva York tras ser obligado a abandonar su país cuando estalla la revolución.

Un rey en Nueva York supone el último filme de Chaplin en el que actúa como protagonista. En él hace una crítica muy personal hacia la sociedad norteamericana, lugar donde había llegado para triunfar como una estrella de cine más y luego tuvo que abandonar al ser perseguido durante la caza de brujas. En ella pone en duda la liberta de expresión y de decisión de un pueblo oprimido por el poder político.