El secretario general de la ONU condenó la posición de algunas naciones en contra del pacto migratorio mundial.
El Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular de Naciones Unidas (ONU) fue aprobado este 10 de diciembre por más de 150 países que asisten a la conferencia intergubernamental de la ONU en la ciudad marroquí de Marrakech.
La aprobación se dio en medio de la sesión plenaria presidida por el secretario general de la ONU, António Guterres; la presidenta de la Asamblea General de la ONU, María Fernanda Espinosa; y el ministro de Exteriores de Marruecos, Naser Burita.
Watch live as leaders from 150+ countries adopt a Global Compact #ForMigration -- for a life of safety & dignity for all people on the move. https://t.co/w8oKT9DgnH
— United Nations (@UN) 10 de diciembre de 2018
Guterres lanzó un mensaje a los países que se han negado a firmar el documento o que han expresado sus reservas sobre el texto, afirmando que no es un tratado y que no es jurídicamente vinculante.
De acuerdo con el secretario general de la ONU, el documento garantiza "el derecho soberano de los Estados a determinar sus política de migración y su prerrogativa para gobernar la migración dentro de su jurisdicción, en conformidad con el derecho internacional".
Guterres lamentó la existencia de "falsedades" sobre el documento y el fenómeno migratorio en general.
La presidenta de la Asamblea General de la ONU, María Fernanda Espinosa, reiteró que el pacto es un instrumento que se adapta a las necesidad nacionales de los Estados.
"Es un momento histórico porque damos un rostro humano a la emigración", precisó Espinosa, antes de añadir que los Estados "por más poderosos que sean, no pueden afrontar el reto migratorio solos".
Quince jefes de Estado, ocho primeros ministros y numerosos cancilleres y responsables tomaron parte en este encuentro sobre migración auspiciado por la ONU.
En julio pasado los 193 miembros de la ONU, excepto Estados Unidos, finalizaron el llamado Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular para manejar mejor la migración.
Desde entonces, el texto ha sido criticado principalmente por políticos europeos de derecha que argumentan que podría aumentar la migración de países africanos y árabes.
Australia, Chile, Italia, Israel y varios países del centro de Europa se han retirado del pacto.
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