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Centenares de salvadoreños se dieron cita con la historia, evocaron a las víctimas de la masacre y demandaron el cese de la impunidad.

Centenares de salvadoreños se dieron cita con la historia, evocaron a las víctimas de la masacre y demandaron el cese de la impunidad. | Foto: Red Informativa de Arpas

Publicado 14 mayo 2023



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Ocurrió el 14 de mayo de 1980. Más de 600 campesinos fueron baleados o murieron ahogados. Nadie ha sido juzgado por el crimen.

Jóvenes, defensores de derechos humanos, pobladores y sobrevivientes conmemoraron este domingo en El Salvador el aniversario 43 de la masacre del Sumpul, hecho que costó la vida a más de 600 civiles.

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Los participantes en el homenaje se congregaron en el Parque Memorial de Las Aradas, en la localidad de Ojos de Agua, cantón Las Aradas, a más de 140 km de San Salvador y limítrofe con Honduras, y desde allí exigieron que se haga justicia con mandos del Ejército salvadoreño a quienes señalan como responsables de ese acto genocida.

Recordaron que pese a que transcurrieron más de 40 años del hecho, este no ha sido investigado y no existe ni un solo procesado penal.

 

Demandaron al presidente salvadoreño, Nayib Bukele, no solo pronunciarse a favor de las víctimas, sino abrir los archivos militares para permitir una investigación e impedir que se proteja a los victimarios.

El activista Alejandro Díaz, de la Asociación de DD.HH. Dra. María Julia Hernández, que representa legalmente a los afectados por la masacre, perpetrada en mayo de 1980, instó a que cese la impunidad.

La conmemoración incluyó un acto religioso y una caminata entre el municipio de San José Las Flores y Las Aradas. La víspera tuvieron lugar actividades culturales y una vigilia en homenaje a las víctimas.

De acuerdo con la Asociación de Sobrevivientes de la masacre del Sumpul y diferentes ocurridas en el departamento de Chalatenango (norte), esta fue ordenada por los militares José Guillermo García, Juan Rafael Bustillo, Ricardo Agusto Peña y Mario Reyes Mena.

El hecho involucró además a efectivos del Batallón 12mo de Santa Rosa de Copan, de las fuerzas armadas de Honduras.

La masacre se perpetró contra más de 600 campesinos que intentaban cruzar el río homónimo, en la frontera con Honduras, y murieron baleados o ahogados. Sobrevivientes del hecho denunciaron que fueron tiroteados por militares y agentes de las desaparecidas Guardia Nacional y el grupo paramilitar Organización Democrática Nacionalista.

Según la Comisión de la Verdad, militares hondureños fueron cómplices del crimen, pues impidieron el paso de los civiles que buscaban refugio al otro lado del cauce.

Este crimen fue otro capítulo de la campaña de guerra arrasada contra comunidades campesinas emprendida durante la guerra civil (1980-1992) en la nación centroamericana por el Ejército, que acusó a aquellas de colaborar con la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).


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