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Hay 57 casos de cácer de tiroides confirmados en Fukushima. (Archivo)

Hay 57 casos de cácer de tiroides confirmados en Fukushima. (Archivo) | Foto: Archivo

Publicado 25 agosto 2014



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Por ahora, las autoridades no han determinado si existe un vínculo causal directo entre los casos de cáncer de los menores y las radiaciones emanadas de la planta tras la triple fusión nuclear.

Un estudio sobre el impacto de las radiaciones de la catástrofe de Fukushima reveló que 103 niños y adolescentes de la región, menores de 18 años en el momento del accidente, desarrollaron un cáncer de tiroides confirmado por cirugía o altamente probable, pero la relación con el desastre atómico está por confirmar.

Un comité de seguimiento de la salud de los habitantes hizo pruebas a cerca de 300 mil  jóvenes de la provincia de Fukushima (noreste).

El número de casos de cáncer confirmados después de una intervención quirúrgica es de 57, hasta ahora. Los 46 casos restantes no son seguros pero la probabilidad es muy alta. Otro adolescente fue operado pero el nódulo extraído era benigno.

La proporción de niños de la provincia de Fukushima afectado es por lo tanto de 30 por 100 mil, pero no existe una base de referencia para esta región, lo que impide comprobar si se ha producido un aumento desde el accidente atómico de marzo de 2011.

Los especialistas designados por las autoridades prefectorales tienden a pensar que estos casos de cáncer no guardan relación directa con el desastre.

"Difícilmente se puede establecer una relación de causa a efecto pero es necesario, no obstante, seguir con los exámenes porque la proporción de descubrimiento de tumores aumenta con la edad, también en tiempo normal", declaró el profesor Shunichi Suzuki, de la facultad de medicina de la prefectura de Fukushima, en la presentación de los resultados.

Sin embargo, un reciente estudio de Naciones Unidas también reconoce este aumento en el cáncer de tiroides entre los niños más expuestos a la radiación tras el accidente nuclear de Fukushima en 2011. Sin embargo, califica de "improbable" que haya cambios en las tasas generales de cáncer en Japón.

El yodo radiactivo tiende a acumularse en las glándulas tiroideas causando cáncer y afecta especialmente a los niños pequeños, en quienes la enfermedad se desarrolla con lentitud.

Tras el accidente nuclear de Chernóbil, el peor de la historia, se registraron seis mil casos de cáncer de tiroides en menores y se atribuyeron en su mayoría al consumo de leche contaminada.


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