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Duele América Latina: Las similitudes entre Pinochet y Fujimori
Publicado 5 enero 2018



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Uno es chileno, el otro es peruano, pero ambos sembraron en sus respectivos países días de horror e impunidades, que incluso siguieron extendiéndose hasta estos años. Lo que no terminó de matar la dictadura, lo prolongó la democracia actual al permitir el fallecimiento impune de uno y la libertad privilegiada de otro. 

Chile y Perú son países limítrofes. Y, más allá de compartir una historia de estrechez fronteriza, conflictos territoriales, la disyuntiva del origen del pisco, o ciertos elementos del folklor, las similitudes más aciagas son las que existen entre sus dos dictadores contemporáneos y la protección del Gobierno de cada nación para con quienes atentaron contra su propio pueblo: Augusto Pinochet, de Chile; y Alberto Fujimori, de Perú.

>> Chile: 11 historias para no olvidar este 11 de septiembre

Pinochet 
Nació en 1915. Siguió la carrera militar, llegando a ser Comandante en Jefe del Ejército de Chile durante el gobierno del socialista Salvador Allende, al que le realizó un golpe de Estado, que terminó con el palacio de Gobierno totalmente destruído y la muerte en extrañas circunstancias del mandatario democráticamente elegido por el pueblo. Lideró la dictadura cívico-militar de ese país durante 17 años (1973-1990).

Fujimori
De padres japoneses, nació en 1938 en Perú. De profesión ingeniero agrónomo, llegó a la presidencia del país a través de elección democrática en 1990. Sin embargo, en 1992, disolvió el Congreso y cometió un autogolpe de Estado. En 1993 fue electo presidente por segunda vez, luego del "Gobierno de facto" que él mismo creó. En 1996 realizó maniobras ilegales, facultándose a sí mismo para presentarse por tercera vez a la presidencia, pese a que la Constitución no lo permitía. En 2000, durante su tercer mandato, huyó a Japón abandonando su cargo tras recrudecer las demandas populares en su contra.

Crímenes contra los derechos humanos

PINOCHET carga sobre sus hombros 40.000 víctimas de la dictadura chilena, entre exonerados, exiliados, torturados, violados, desaparecidos y asesinados. Más de 3.000 personas fueron ejecutadas, incluyendo mujeres embarazadas y niños. Hasta el día de hoy, dos mil hombres y mujeres permanecen como detenidos desaparecidos. Debido a denuncias de testigos y a información de algunos militares, la mayoría de los cuerpos fueron lanzados al mar amarrados a fierros para cerciorarse de su completa desintegración en el fondo del océano. 

FUJIMORI 
En 1991, 15 personas fueron asesinadas por agentes del Estado, entre ellas un niño de 8 años, durante una fiesta en la que se creía que participaban miembros de la organización de izquierda, Sendero Luminoso; lo que posteriormente fue descartado. Asimismo, en 1992, ocho estudiantes universitarios y un profesor fueron acribillados y enterrados en fosas comunes. El mismo año fue responsable del homicidio de seis personas. Además, 331.600 mujeres indígenas fueron esterilizadas contra su voluntad durante su mandato.

Imágenes de Chile y Perú

Ladrones

PINOCHET 
El militar malversó fondos públicos durante su régimen, que guardó en numerosas cuentas bancarias secretas en el extranjero, las que sumaban un total de más de 21 millones de dólares.

FUJIMORI
Se apropió de 15 millones de dólares de fondos nacionales, así como también desvió fondos de las Fuerzas Armadas y del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), para financiar una de sus reelecciones. Asimismo, incurrió en espionaje telefónico, pagó a medios de comunicación y compró congresistas a su favor.

Las distintas identidades de Pinochet en sus cuentas en EE.UU.

Prisiones interrumpidas

PINOCHET
Nunca fue juzgado por sus crímenes de lesa humanidad en Chile. Es más, una vez terminada la dictadura, siguió en los círculos de poder como Comandante en Jefe del Ejército y, posteriormente, como senador vitalicio. En 1998 realizó un viaje personal a Inglaterra, siendo detenido por orden de un juez español debido a los homicidios y desapariciones contra ciudadanos de esa nacionalidad. Permaneció preso en una clínica durante 509 días, siendo liberado tras aludir a un supuesto estado de salud grave. 

>> Los crímenes de Fujimori

FUJIMORI
El dictador intentó infructuosamente establecerse en otros países, pero fue extraditado a Perú. Allí, fue sentenciado por los crímenes mencionados, siendo condenado a 25 años de prisión en 2010, pena que cumplió durante 7 años en el penal de la Diroes, una cárcel privada y lujosa en la que contaba, además, con comodidades adicionales. Fue liberado en 2017 tras un indulto del presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski (PPK), argumentando el indulto humanitario por su avanzada edad y una presunta deteriorada salud.

Del perdonazo a la burla

PINOCHET 
Tras meses mostrándose en los medios agazapado en una silla de ruedas pidiendo la extradición desde Inglaterra a Chile, el genocida logra su cometido y en marzo de 2000 aterriza en su país. Pese a bajar en silla de ruedas, una vez en la loza del aeropuerto, se puso de pie ante el asombro de los presentes y los televidentes, considerándose el acto como una burla para las víctimas de sus crímenes. Nuna más volvió a usar la silla. 

>> Chile y la democracia pinochetista

FUJIMORI
Fue internado en la clínica Centenario en diciembre de 2017. Varias veces su hija y excandidata a la presidencia de Perú, Keiko Fujimori había solicitado el indulto a los distintos gobiernos peruanos. Pero fue el 24 de diciembre cuando este le fue concedido por PPK por "humanidad", justo un día después de que parte de la bancada fujimorista del Congreso rechazara la destitución del presidente. La extrema coincidencia ha sido catalogada como un trueque entre ambas familias. En enero de 2018, abandona el recinto hospitalario y se muda a una lujosa casa en un exclusivo sector de Lima, en el que se fotografía celebrando el hecho con su familia. 

Impunidad en democracia

Las víctimas de los crímenes, tanto los de Fujimori como los de Pinochet fueron reprimidas por el Estado al momento de exigir justicia durante los años posteriores a sus regímenes. Sometidas no sólo a la falta de justicia sino también a la impotencia de ver cómo los Gobiernos seguían amparando a genocidas y ladrones que habían atentado contra la sociedad, garantizandoles protección y seguridad.  

Chile: Protesta contra homenaje a Pinochet, 2012    |    Perú: Protesta familiar anti-minera, 2014 

¿Qué seguirá ahora? 

Pinochet murió por un infarto agudo de miocardio. Lo hizo recostado en una camilla, rodeado de su familia, en el exclusivo Hospital Militar. Tras alegar demencia senil en 2004, eludió los cargos por fraude al fisco. Nunca, jamás fue juzgado. El día de su fallecimiento, 10 de diciembre de 2006, el pueblo chileno salió a las calles de la capital de manera espontánea, generándose una de las mayores concentraciones ciudadanas que se recuerden, en medio de desbordada emoción, entre el llanto, la risa y los cánticos. Acaso eso, que dejara de existir, como único resabio de justicia. 

>> Policía reprime protesta del sector salud en Perú

La suerte de Fujimori es cada vez menos incierta. El Gobierno ya confirmó que no revertirá el indulto aún si lo pide la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El pueblo sigue en las calles, colérico, dólido. La mayoría de los ciudadanos concuerdan en que la jugada de PPK tuvo más ribetes políticos más que humanitarios. La cosa está difícil. Lo único claro es que esta mañana Fujimori amaneció con vista a la piscina. Esta es la democracia y la justicia que los Gobiernos imperialistas dan a sus pueblos. 


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