Presidente Ortega se reúne con jefe de agencia china para el desarrollo en Nicaragua

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, sostuvo este sábado un encuentro en Managua con el presidente de la Agencia China de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Cidca), Luo Zhaohui.

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Durante la reunión, en la que participó la vicepresidenta Rosario Murillo, Ortega y Zhaohui debatieron sobre la cooperación bilateral y reafirmaron la hermandad entre los Gobiernos de ambas naciones.

Durante esta jornada Nicaragua y China firmaron acuerdos para la generación de energía térmica y la construcción de viviendas de interés social. Se prevé que la primera fase de este último programa inicie este domingo.

En diálogo con Zhaohui, Ortega denunció que el Gobierno de Estados Unidos (EE.UU.) no ha renunciado a su pretensión de subvertir el orden político y social en la nación centroamericana y valoró que esa agresividad contribuye a fortalecer la conciencia y la capacidad de defensa del pueblo.

Aseveró que la Casa Blanca ha financiado con mil millones de dólares sus instrumentos de la guerra y agresión, para crear condiciones e intentar un nuevo golpe de Estado, pero el pueblo nicaragüense está convencido de que no se puede permitir, dijo.

Recordó que el país hizo frente al golpismo en 2018, intentona a la que se sumaron los imperios europeos, subordinados al imperio estadounidense, pero afirmó que fue abortadA gracias a la decisión popular.

Señaló que ese año Nicaragua disfrutaba de crecimiento económico y estabilidad y existía una gran convergencia nacional por la paz, el trabajo y el desarrollo. No obstante, dejó claro que había grupos organizados por los EE.UU. para sabotear, destruir y matar.

Explicó que esos grupos tenían vocerías entre algunos líderes religiosos, entre los que citó a los obispos de Estelí y Matagalpa. Afirmó que había sacerdotes que no aceptaban a la Revolución porque venían del somocismo y eran agentes del imperialismo.

Refirió que, como el Gobierno actuó con calma y mesura ante la intentona, eso llevó a los golpistas a pensar que la Revolución estaba derrotada. A modo de ejemplo, citó que durante una reunión suya en aquel año con los integrantes de la Conferencia de Obispos de Nicaragua, estos leyeron un ultimátum y dieron al Gobierno un plazo de una semana para desmontar todos los poderes del Estado.

“Vengo de una familia católica y aprendí que los sacerdotes tenían que promover la paz y la conciliación, pero también conocí que buena parte de los curas y los obispos del país eran somocistas y defendían al somocismo y al imperialismo”, expresó Ortega.

Añadió: “Soy católico, creo en Cristo, pero no creo ni en los sacerdotes ni en los obispos, con algunas excepciones porque siempre hay gente buena. En Nicaragua, el papel de la Iglesia Católica y su dirigencia no tiene nada que ver con el cristianismo y sus principios”, acotó.