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    En la actualidad, el peligro de algún tipo de catástrofe nuclear es mayor que durante la Guerra Fría.

Las armas nucleares son una vez más la pesadilla contemporánea y ascendente, un problema que ya no se desvanece.

Luego del desarme posterior a la Guerra Fría, muchos expertos aseguran que las armas nucleares son menos. Sin embargo, los conflictos políticos en los últimos años han aumentado. Estos, conjugados al actual armamento nuclear, podrían desatar una guerra de grandes proporciones y por ello, advierten, la amenaza nuclear es cada vez más real.

A juicio del exsecretario de Defensa de Estados Unidos entre los años 1994 y 1997, William Perry, las armas nucleares son una vez más la pesadilla contemporánea y ascendente. La amenaza de guerra nuclear no es trama de películas y se ha convertido en un problema que ya no se desvanece.

Según aseguró Perry en una entrevista, en el presente "el peligro de algún tipo de catástrofe nuclear es mayor que durante la Guerra Fría" y aseguró que "la mayoría de las personas desconocen este peligro".

En este sentido, alerta, una sola explosión nuclear en una ciudad importante implicaría una vuelta de tuerca a la vida moderna, pues trastornaría la economía global, obligaría a toda la sociedad a suspender las libertades tradicionales y convertirse en un estado de seguridad. Mientras que “las consecuencias políticas, económicas y sociales van más allá de lo que la gente entiende”.

Pero, ¿qué tan inminente puede ser esta amenaza nuclear? ¿Cuáles son esas señales que evidencian la inminencia atómica?

No proliferación y desarme

“Hoy, digo, una vez más, no puede haber más Hiroshimas, ni más Nagasakis”, Nakamitsu Izumi. | Foto: EFE

El 9 de agosto de 2020, en un acto celebrado en la ciudad japonesa de Nagasaki por el 75 aniversario del lanzamiento de la bomba atómica sobre esa localidad, el Secretario General de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, advertía que hoy los progresos en materia de desarme nuclear están en peligro debido a la ruptura de los acuerdos diseñados para reducir este tipo de armamento.

A tres cuartos de siglo de aquella catástrofe, la secretaria general adjunta de Asuntos de Desarme de la ONU, Nakamitsu Izumi, alertaba que la amenaza nuclear continuaba creciendo, pues la “posibilidad de que las armas nucleares se usen ya sea de forma intencionada, por accidente o error de cálculo, es muy alta. Las armas nucleares se han modernizado y son más sigilosas, más precisas, más rápidas y peligrosas”.

Nakamitsu comunicaba entonces que en materia de desarme nuclear los progresos están en peligro, pues ha existido una ruptura de acuerdos e instrumentos que buscan reducir y eliminar este tipo de armamento.

Por tanto, instaba a “revertir esta alarmante tendencia” y abogaba por un cambio para que “la comunidad internacional recupere el criterio de que una guerra nuclear no se puede ganar y nunca se debe librar. Es urgente detener la erosión del orden nuclear. Todos los países que poseen armas nucleares tienen la obligación de ejercer liderazgo”.

En este sentido, dentro del Tratado de No Proliferación Nuclear se encuentran dos pilares imprescindibles, el desarme y la no proliferación, "dos caras de la misma moneda" cuyo "retroceso en uno dará como resultado el retroceso en el otro".

Este tratado, que data del año 1968 pero entró en vigor dos años más tarde, restringe la posesión de armas nucleares y promueve la cooperación en el ámbito del uso de la energía nuclear con fines pacíficos para alcanzar el desarme.

Dos de sus miembros, EE.UU. y Rusia, con la suscripción de diferentes acuerdos para la limitación de armamento nuclear, parecían, a juicio de expertos, estar caminando una senda alentadora. Sin embargo, a inicios del año 2019, el Gobierno de Donald Trump y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) acusaron a Rusia de violar el pacto con el despliegue de un nuevo tipo de misil crucero.

El presidente estadounidense señaló que su país no consentiría que Moscú fabricara “armas mientras a nosotros no se nos permite”, además, acusaba que “Rusia violó el acuerdo. Lo han estado violando durante muchos años”. Si bien la administración de Vladimir Putin negó estar incumpliendo lo pactado, EE.UU. utilizó este argumento para retirarse formalmente del Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF) el pasado 2 de agosto.

Ambas naciones quedan ahora con un solo acuerdo de armas nucleares, el Nuevo Tratado START que de no extendeser para 2021 podría ser el inicio, o la continuidad, de un ilimitado desarrollo de armamentos.

Carrera armamentista en ascenso

"EE.UU. está entrando en una nueva competencia, una competencia militar, que incluye una competencia con armas nucleares", Wesley Clark. | Foto: DW

Al retirarse EE.UU. del INF, el Ejército de ese país anunciaba que se preparaba para probar un nuevo misil de crucero de lanzamiento móvil.

En ese entonces, el excomandante supremo aliado de la OTAN general retirado Wesley Clark anunciaba que EE.UU. estaba “entrando en una nueva competencia, una competencia militar, que incluye una competencia con armas nucleares contra el desarrollo que Rusia y, en cierta medida, China están haciendo”.

La posibilidad de una nueva carrera armamentista podría colapsar el sistema global de control de armas y la estabilidad estratégica internacional. Esto significaría un retroceso total a los intentos por alcanzar el desarme nuclear.

De acuerdo con el secretario general de la ONU, António Guterres, a pesar de que los efectos de las bombas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki hace 75 años persisten hasta la fecha, el mundo no sólo no se ha deshecho de esas armas, sino que ha aumentado su arsenal. Mientras, aseguró que la única forma de acabar con la amenaza “es eliminar totalmente las armas nucleares”.

Según refiere la Federación de Científicos Estadounidenses, hoy el número total de ojivas nucleares en el arsenal nuclear de EE.UU. es de aproximadamente 3.800, por debajo de un máximo de 31.255 en 1967. 

En tanto, datos del 2018 del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), refieren que en el mundo existían aún unas 14.465 armas nucleares, todas en manos de solo nueve países: EE.UU., Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Paquistán, Israel y Corea del Norte.

En este sentido, señalaban que de estas nueve naciones, solo dos concentraban cerca del 92 por ciento del armamento nuclear mundial: Rusia y EE.UU.

De acuerdo con el investigador del Programa de Desarme, Control de Armas y No Proliferación del SIPRI, Shannon Kile, "estos programas de modernización indican que el progreso genuino hacia el desarme nuclear se mantendrá como un objetivo lejano", pues el resto de los países con armamento nuclear, si bien son arsenales inferiores, continúan desarrollando o desplegando nuevos sistemas o tienen intenciones de hacerlo.

Así, Kile destaca que "el enfoque renovado en la importancia estratégica de la disuasión y la capacidad nuclear es una tendencia muy preocupante", pues hoy, "el mundo necesita un compromiso claro de los Estados que poseen armas nucleares para un proceso efectivo y legalmente vinculante hacia el desarme nuclear”.

Relaciones entre países poseedores de armas nucleares

De acuerdo con el titular de la ONU, António Guterres, las relaciones entre los Estados poseedores de arsenales nucleares “son precarias”, y se caracterizan “por la desconfianza, la falta de transparencia y la escasez de diálogo”.

En el año 2018, EE.UU. se retiró del acuerdo nuclear iraní alcanzado en julio de 2015. El Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC), tenía como objetivo que Teherán frenara el enriquecimiento de uranio y, a cambio, el Gobierno estadounidense levantaría las medidas coercitivas unilaterales que perjudicaban su economía. Sin embargo, con su salida Washington restableció también las sanciones a la República Islámica.

La administración de Donald Trump no solo ha deshecho los tratados de no proliferación y desarme con Rusia, sino que ha empeorado sus relaciones con China y lo ha incitado a participar en negociaciones trilaterales de control de armas.

Ante estas provocaciones, el gigante asiático ha contestado que su fuerza nuclear “no está en el mismo orden de magnitud que la de EE.UU. y Rusia”. A su vez resaltó que “EE.UU. arrastra una y otra vez a China a la nueva cuestión de extensión START entre Estados Unidos y Rusia. Es el mismo viejo truco cuando se trata de trasladar la responsabilidad a otros”.

En este contexto, el exsecretario de Defensa de EE.UU., William Perry, alertaba que hay un presidente electo estadounidense que alegremente proclama en Twitter sobre el inicio de una nueva carrera de armas nucleares, y con ello, “décadas de cooperación entre las naciones en el control de armas está casi estancada”.

 

Según declara Perry, hoy las fuerzas nucleares son “más un lastre para nuestra seguridad que un activo”. Como advierte el jefe del Comité Internacional de la Cruz Roja, Peter Maurer, el riesgo de uso de armas nucleares actual es el más alto desde el final de la Guerra.

“El horror de una detonación nuclear puede parecer una historia lejana. Pero hoy el riesgo de que se usen nuevamente armas nucleares es alto”, alerta Maurer. 

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